Abusos a menores
«Si es que esto se veía venir»
«¡Esto se veía venir!». Ésas fueron las primeras palabras que pronunció nada más llegar al lugar de los hechos el padre de Rubén, el niño de cuatro años fallecido ayer en Torrejón de Ardoz a manos de su madre, Milagros.
Hacía unos meses que ya no vivía en el domicilio conyugal, ya que Milagros y él estaban en proceso de separación. Cuando recibió la llamada de su suegra, el hombre se trasladó rápidamente al lugar de los hechos, pero cuando llegó, los servicios sanitarios ya atendían a su todavía mujer y a su hijo, por el que no pudieron hacer nada para salvar su vida. Según relataron fuentes de la investigación a este periódico, Milagros era agresiva y a menudo tenía fuertes discusiones con su pareja, que pudieron ser la causa de que éste abandonara el hogar.
Al parecer, Milagros tenía antecedentes psiquiátricos, pero sólo lo sabían sus familiares más cercanos. Una prueba de ello es que, nada más llegar, el marido le dijo a una de sus cuñadas: «Tú sabías perfectamente que esto iba a pasar algún día». Sin embargo, los vecinos no tenían ese concepto de ella. La mayoría no sabía quién era: «Es imposible conocernos todos, somos 93 familias en esta urbanización y cada uno hace su vida», declaraba uno de ellos. De hecho muchos ni se habían enterado de lo que había sucedido: «Lo hemos visto por la televisión y estamos muy sorprendidos, nunca piensas que algo así va a pasar en tu entorno más cercano».
Pero los que estaban más impactados eran los que tenían trato con ella, que no daban crédito al conocer los hechos. Pedro, uno de sus vecinos, salía de su casa para pasear a sus perros cuando se encontró a la Policía y a los servicios de emergencias en la puerta. «Había mucha sangre y no dejaban ni salir ni entrar del edificio. Cuando me enteré de todo, no me lo podía creer». Según Pedro, Milagros era una mujer normal y amable: «Coincidíamos cuando llevábamos a los niños al colegio.
También se bajaba al parque de la urbanización y charlaba con los demás padres, nada podía hacer sospechar que iba a hacer algo tan terrible a nadie». Lo que no sabían los vecinos era que su marido ya no vivía allí. Se enteraron cuando le preguntaron que por qué no había impedido semejante atrocidad y él respondió que «hacía tiempo que se había ido de esa casa porque nos estamos separando». Su vecina de enfrente también estaba consternada: «Mi hija y Rubén eran muy amigos, era un encanto de niño.
No sé qué se le pasaría a su madre por la cabeza para hacer semejante cosa». El caso está en manos de la Brigada Provincial de Policía Científica y del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid. De momento el cuerpo del niño se encuentra en el Instituto Anatómico Forense a la espera de que le hagan la auptosia.
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