Crítica de libros
Y ahora qué
Tenía que suceder. Tantas veces han protestado y avisado los agricultores de que, tal como estaba la inseguridad en el campo a consecuencia de los robos, no estaba lejano el día en el que hubiera que lamentar una tragedia. Y así ha sido. Tantas veces habían advertido de la llegada del lobo, que ayer llegó el lobo de la muerte para un agricultor por enfrentarse a defender lo que era suyo ante unos delincuentes, hoy ya asesinos, que pretendían dejarlo sin lo que con tanto trabajo y sacrificio había cultivado.
Ahora llegarán los lamentos. En el mejor de los casos, se detendrá al autor o autores. En relativamente poco tiempo estarán en la calle. Mientras, el agricultor estará muerto y su familia, amigos y compañeros no habrán podido llenar ese hueco tan importante.
Sé que es prácticamente imposible colocar guardias civiles y policías para vigilar los terrenos agrarios. Es inviable, nunca mejor dicho, poner puertas al campo. Pero algo deben hacer los políticos. Se me ocurre, por ejemplo, investigar dónde se vende lo robado, controlar las carreteras exigiendo el origen y destino de los artículos. Y Código Penal.
En fin, algo que demuestre la existencia de voluntad política para atajar tan grave problema., como tantos otros pendientes.
Así es la vida.
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