Salud

La crisis eleva las adicciones al alcohol en hombres y a pastillas en mujeres

La crisis está incidiendo en el aumento del número de personas con adicciones, en el caso de los hombres a las bebidas alcohólicas y en el de mujeres a ansiolíticos y antidepresivos, por la tensión que se vive en muchos hogares afectados por problemas como el paro o la reducción de los ingresos.

Proyecto Hombre, una de las principales organizaciones dedicadas al tratamiento de estas adicciones, ha alertado del aumento en un 10 por ciento del número de personas que han ingresado en sus centros a lo largo de este año. "Sobre todo, están aumentando el número de mujeres, respecto al de hombres", explica a Efe el director general de la organización, Francisco Recio, quien recuerda que el patrón tradicional de adicciones en drogodependencia está formado por el 80 por ciento de varones y el 20 por ciento de mujeres.


El responsable de la ONG asegura que "desde que comenzó la crisis se está notando el incremento de mujeres que acuden a sus centros, que antes no tenían problemas de adicciones, pero que ahora los tienen, fundamentalmente por el consumo de psicofármacos, ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes y medicamentos para ayudar a dormir".


"La mujer, además de enfrentarse a la dificultad de mantener un puesto de trabajo o incluso prosperar, tiene que moverse en el entorno de una sociedad que sigue siendo machista", opina el responsable de esa organización -dedicada desde hace 25 años a la rehabilitación de las drogodependencias-, y recurre "sin darse cuenta a una recarga de los psicofármacos, que con el tiempo crea una dependencia".


"Es un tema emergente y va a marcar en los próximos años el tema de drogas", vaticina, aunque también advierte de que está creciendo el consumo de alcohol en la población masculina, "como sustancia refugio ante los problemas de tipo económico y de pareja".
En los centros médicos, que son un buen termómetro para medir la salud de los ciudadanos, estarían aumentado entre el 5 y el 10 por ciento los diagnósticos de patologías por el estrés.
"La subida del paro ha repercutido en las consultas; el aumento de situaciones de estrés laboral y tensión, en muchas ocasiones acaba desencadenando cuadros de depresión, de ansiedad o situaciones de insomnio", asegura Rafael Casquero Ruiz, de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).


El médico de familia puntualiza que "la crisis no provoca directamente, sino más bien induce en situaciones en las que ya, muchas veces, había un sustrato previo". "Es más fácil que la crisis haga tomar ansiolíticos a una persona que ya los tomaba en alguna época de la vida; la crisis desencadena algo que estaba en algunos casos predispuesto", añade.


Para el facultativo, el consumo superior de ansiolíticos, antidepresivos y otros fármacos en las mujeres es debido en parte a "condicionantes sociales y culturales". "La mujer en nuestra cultura occidental es más proclive al uso de fármacos y también más consumidora de recursos sanitarios, mientras que el varón prefiere buscar las soluciones a sus situaciones de tensión por su cuenta y confía más en la autoridad de otros varones, sin someterse a una autoridad sanitaria", indica.


Casquero, miembro del grupo de trabajo de salud mental de SEMERGEN, explica que a muchos pacientes los problemas laborales les está provocando depresión y angustia, "lo que agrava aún más los problemas laborales y sin darse cuenta, entran en un círculo cerrado, en un pozo sin fondo". "El médico de familia debe potenciar algunos aspectos sanos de la persona para ayudarle a romper los pensamientos negativos y circulares, apoyándole con la psicoterapia breve en las consultas o la palmadita y en última instancia pautar psicofármacos o mandar a los servicios de salud mental", además de derivarle a los servicios sociales, concluye.