Historia

Japón

OPINIÓN: Cruda realidad por Pedro A CRUZ SÁNCHEZ

La Razón
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De nuevo, la catástrofe. Es la seña de identidad de la época, aquello que mejor nos identifica y que más «hace mundo». Desde hace dos semanas no dejan de llegar imágenes de Japón, que pretenden construir un paisaje visual lo más fiel posible de la tragedia. Pero, ¿lo consiguen? La pregunta es: ¿basta con que un hecho suceda para que todos los que no lo hemos vivido le otorguemos el estatus de realidad? La cuestión es compleja. Hay cosas que objetivamente no poseen importancia alguna y, sin embargo, nos afligen desmedidamente; hay otras que resultan descomunales, y, aún así, parece como si no traspasaran la piel. ¿A qué se debe? Las imágenes vuelven a tener la respuesta: no las vemos, han perdido su capacidad para demorarse en nuestra memoria.

 

Nada más familiar para el individuo que contemplar imágenes de devastación, de muerte. Todas se parecen entre sí, sin que, en el medio de la tormenta mediática en que se convierte cada «accidente» de la Historia, podamos escapar a la horrible sensación del «déjà vu». Lo real ha quedado relegado a los niveles más pobres de la verdad: la impresión que se tiene es que no resultan lo suficientemente realistas para las elevadas exigencias que definen el panorama presente. Las imágenes se han transformado en insaciables agujeros negros que se tragan la realidad, haciéndola desaparecer de nuestro campo sensible.