Finanzas
OPINIÓN: Coto reservado
Hasta hace no mucho tiempo hacer referencia a los puntos básicos de diferencial de la deuda pública era un coto reservado para excéntricos financieros o, más comúnmente, para ciudadanos latinoamericanos asustados y pendientes de a dónde correr con sus ahorros. Pero ahora se ha instalado en las conversaciones de los ciudadanos, políticos y empresarios de los países de la eurozona más castigados por la crisis. El diferencial de la deuda es un indicador relevante pero no es más que el síntoma de un mal económico más profundo: la falta de un mayor potencial de crecimiento de la economía y la ausencia de una política creíble capaz de generar confianza dentro y fuera de nuestras fronteras. Cuando el diferencial de la deuda pública con respecto a la alemana supera un cierto umbral que se puede situar entre los 200 y los 250 puntos básicos –situación en la que España ya lleva varias semanas– se produce la expulsión total del conjunto del sector privado del acceso a los mercados internacionales de capitales. En una economía tan endeudada esto provoca fuertes tensiones de liquidez que son especialmente relevantes en el sector financiero, donde se recrudecen las guerras por el pasivo, se incrementan costes y se deteriora la solvencia. A largo plazo, la competitividad de los sectores más dinámicos queda lastrada por los mayores costes de financiación. Pero nada de esto es inexorable. Eso sí, hay que cambiar de Gobierno y de políticas para que España recupere la credibilidad y la confianza en sí misma.
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