Moda
Alaïa rechaza el puesto de Galliano que se sienta hoy en el banquillo
El de hoy es un desfile que John Galliano hubiera preferido ahorrarse.
Cámaras y fotógrafos no van a faltar, periodistas tampoco, pero al final de la pasarela no habrá público que le aplauda sino un banquillo y un tribunal que le va a juzgar por insultos de carácter antisemita y racista proferidos por el modisto británico contra una pareja el pasado febrero en la terraza de un bar en el parisino barrio del Marais.
El enfrentamiento verbal, y consiguiente escándalo, le costaron su puesto al frente de la dirección artística de Dior, que desde que cesó a Galliano no ha encontrado un sustituto a la altura. Muchos son los nombres que se han manejado: Riccardo Tisci (Givenchy), Alber Elbaz (Lanvin) o Haider Ackermann, entre otros, pero ninguno de ellos ha superado la etapa del rumor. Sólo uno ha reconocido haber recibido la oferta de la prestigiosa casa y lo más sorprendente aún, haberla rechazado, según indica la especialista de moda del «Financial Times» en su blog. Pero es que Azzedine Alaïa es una figura consagrada de la moda que no necesita potenciar su reputación asociando su nombre al de ninguna otra firma. Si el tunecino se ha resistido a Dior es porque su concepción artesanal y artística no casa con la dinámica comercial actual, ni con el voraz e irracional consumo que hoy se hace de la moda.
Tampoco quiere convertirse «en el próximo capítulo» de un culebrón con triste final para Galliano, que se enfrenta a una pena de seis meses de cárcel y 22.500 euros de multa. Sus abogados alegarán la adicción al alcohol y la dependencia de los ansiolíticos de su defendido –en cura de desintoxicación– para explicar un comportamiento del que, dicen, «no era consciente».
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