Asia
Tokio: torbellino de luces de neón
Los templos tradicionales, los rascacielos, su gente y la gastronomía japonesa se unen en las calles de Tokio para ofrecer un espectáculo que no deja indiferente a nadie. La magia del lejano oriente resulta hechizante para los ojos atónicos del viajero de occidente. La experiencia es, simplemente, única
Ceremonias ancestrales
Tras empaparnos de la arquitectura moderna, nos dirigimos a Asakusa. En esta zona los kimonos acompañan el paisaje. Un farolillo gigante con letras japonesas y dos dioses nos reciben a la entrada del templo. Tras un largo pasillo de tiendas típicas de souvenirs y dulces japoneses, encontramos el templo budista de Asakusa. La tradición manda purificarse antes de entrar. Sumergir la cabeza en humo de incienso o lavarse las manos y la boca en una fuente son algunos de los rituales llevados a cabo por los seguidores de Buda.
Junto con el budismo, el sinoísmo es otra de las religiones japonesas. En el distrito de Harajuku encontramos el santuario sinoista de Meiji. Los paraguas japoneses y los kimonos vuelven a ser los protagonistas en las cercanías del santuario. Tras toparnos con varias bodas, observamos cómo todavía las novias lucen los tapacueros, sombreros tradicionales para esta ceremonia.
El sabor indiscutible de Tokio es el sushi y es que las subastas que se realizan cada mañana en el mercado Tsukiji Fish Market ponen a disposición de restaurantes y comercios el mejor pescado fresco de la zona.
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