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Contador: «Quiero pensar que esto no es una persecución»
El ganador del Tour insiste en su inocencia, pero no ha perdido la fe en el sistema
PINTO- «Sólo tienes 48 mensajes», le dice a Jacinto Vidarte, su jefe de prensa. «Ésos son los últimos», responde. Han perdido la cuenta de las entrevistas que les han solicitado y de las que han concedido. Viven pegados al teléfono desde que se filtró su presunto positivo en la noche del miércoles y hasta le cuesta trabajo contactar con Fran, su hermano y representante. «Llevo tres horas intentando hablar con él y no hay manera», asegura Alberto Contador (Madrid, 1982). Ha tenido que ganar su tercer Tour para aprender que su triunfo puede depender del dopaje de una vaca.
–¿Qué pensó cuando le comunicaron el resultado del análisis?
–Que es totalmente imposible, cuando tú haces las cosas de forma correcta, de una manera limpia y transparente. Es una situación incomprensible, que te parece mentira, crees que es imposible abordarla, que es un mal sueño... La primera impresión mía fue que no me volvía a montar en una bicicleta, por la sensación de impotencia tan grande que tuve, y que sigo teniendo.
–¿Qué le dijo la UCI?
–Que estuviera tranquilo, que es una millonésima parte, una cantidad muy, muy especial y que por eso querían estudiar el caso. Que estábamos reunidos porque este tipo de procedimiento se lleva de forma diferente a los demás.
–Usted ha sido considerado como la imagen del ciclismo limpio. ¿Eso hace más dura esta situación?
–Sin duda. Soy una persona totalmente honesta, una persona que hace las cosas transparentes, que no le importa hacer el 20 en la clasificación del Tour sin tener que recurrir a nada, yo tengo mi vida más que encarrilada. Tengo una situación y unas responsabilidades de las que soy consciente: muchos niños se fijan en mí como referente para sus vidas en el futuro. Eso te duele de una forma especial porque tu familia te ha transmitido una serie de valores que son contrarios a todo esto. Es un golpe para mí y para el ciclismo, un deporte en el que la gente estaba volviendo a confiar.
–¿Ha podido salir a la calle?
–Sí he salido a desayunar, aunque no había mucha gente, pero desde luego me han dado su apoyo total e incondicional. Me estoy sintiendo muy respaldado, la gente me está apoyando en todo momento y en ese sentido me siento muy querido. Sí te digo que, cuando pasó todo esto lo primero que pensé es salir a hablar y decir: «Niños que cogéis la bicicleta, dadle una patada. Cómo vais a creer en la bicicleta». Es una situación de injusticia que te ha caído a ti sin ser absolutamente responsable de nada de ello.
–¿Cree que si le sancionaran serían esos niños los que darían la patada solos a la bicicleta?
–Sinceramente, mucha gente se desilusionaría con todo esto y con el mundo del ciclismo.
–¿Se ha puesto usted en la situación de que le sancionen?
–Hay que estar preparado para todo, pero es una cosa en la que no quiero pensar. Es algo que no se puede aceptar en ningún momento. Hay cantidad de casos en los que gente hace sus declaraciones, dice que es inocente, llega la sanción y la acepta. Esto es algo inaceptable. El único problema es que no está a tu alcance.
–¿Se ha sentido perseguido a lo largo de su carrera?
–Es verdad que no he tenido una carrera fácil, pero cualquier corredor que está al máximo nivel en cualquier deporte, y especialmente en el ciclismo, siempre está en el ojo del huracán y va a estar cuestionado, si no es por una cosa es por otra, aun haciendo todo de una forma correcta. Pero quiero pensar que no estoy perseguido.
–Ahora se habla de muestras de plástico en la sangre, de posible autotransfusión...
–Hay cantidad de gente que ya opinaba sobre mi rendimiento antes de que ocurriera esto, pues ahora con más razón. Hablar es gratuito, hay gente que va a aprovechar esta situación para hacerse publicidad gratuita, pero yo lo que puedo decir es que mis analíticas, mis controles, tanto de orina como sanguíneos, están en el laboratorio. Autorizo al laboratorio a que lo analice cuantas veces sea necesario. Si se necesita llevar esas orinas y esos controles sanguíneos a otros laboratorios para clarificar la situación, que lo lleven, si lo tienen que congelar para, dentro de cinco años, cuando un sistema esté perfeccionado, analizarlo, que lo hagan...
–¿Cuántos controles pasó en el Tour y a lo largo del año?
–Este año he pasado menos, creo que han sido 13 en los 21 días que dura el Tour. El año pasado en el Tour creo que fueron 17. Yo calculé que el año pasado tuve un control cada seis o siete días. Yo no me he tirado más de quince días sin pasar un control.
–Eso también es duro...
–Pero crees en este deporte, confías en las medidas anti-dopaje, que son por el bien del ciclismo y la credibilidad del deporte. Sé que es difícil de aceptar el estar localizado los 365 días del año durante las 24 horas del día. Mi familia ya lo ha aceptado, ve que es algo normal, yo llevo con este sistema desde 2005, no hay una sola persona que tenga mejor rellenado que yo el sistema de localización. No ha habido ni una vez que este sistema no me haya localizado en el momento y de una manera totalmente transparente, y no toda la gente puede decir esto. Espero que todas estas pruebas que son favorables hagan que la decisión sea justa y basada en los datos científicos, no en los datos jurídicos. Quiere mantener la tranquilidad y dar mi confianza a la UCI y la AMA. Espero no cambiar este pensamiento dentro de un mes.
–¿Cuándo se lo dijo a su familia?
–En cantidad de ocasiones mi hermano Fran y yo hemos estado a punto de decírselo, pero veíamos que la cosa tomaba una buena dirección y decidíamos retrasarlo; después volvíamos a pensar: «Vamos a reunirnos con papá y mamá y vamos a explicar cuál es la situación». El miércoles, cuando recibí un mensaje de la UCI y me dijo que era posible que hubiera una filtración lo primero que hice fue reunirme con mis padres. Ellos son los que han hecho que esté aquí, han sido muy importantes en la vida, los que me han transmitido sus valores y son los primeros interesados y los primeros que merecían saber la noticia. Fue un palo durísimo, muy difícil de asimilar. Todavía están intentando hacerlo.
–¿Cómo reaccionaron?
–Sintieron una impotencia grandísima de ver lo duro que su hijo trabaja, cómo hace todo y con las ideas tan claras como las tiene y que se le trate de una forma tan injusta. La reacción de mi madre fue igual que la mía cuando me notificaron la noticia: que no me volviera a subir en una bicicleta.
Un mes de sonrisa forzada
Desde que el 24 de agosto la UCI le comunicó el resultado positivo de su análisis, Alberto Contador ha vivido refugiado en su círculo de máxima confianza. Sólo su abogado, su hermano Fran, que también es su mánager, y su jefe de prensa, Jacinto Vidarte, conocían la situación. Alberto ha vivido un mes con una sonrisa forzada para que la angustia y la impotencia no se notaran. «Ha habido momentos muy malos, como cuando fui a Televisión a comentar la Vuelta. O el día de la contrarreloj de Peñafiel en la carrera. Ha sido duro, como los actos con los patrocinadores en los que tenía que seguir promocionando el ciclismo», dice. «Ha habido momentos en que se han derramado muchas lágrimas, pero ahora se trata de demostrar que yo soy la víctima de esta norma del sistema antidopaje».
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