Colombia

Narcos consentidos

La Razón
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La última acción policial contra miembros del cártel de Sinaloa en México parece hecha a propósito para desmentir las graves denuncias que formula la escritora Anabel Hernández en su libro «Los señores del Narco».
La autora, que vive protegida por guardaespaldas, asegura que el ex presidente Vicente Fox recibió 20 millones de dólares por permitir la huida de la cárcel del «Chapo Guzmán»; o que Felipe Calderón lucha selectivamente contra el narcotráfico, para favorecer al citado capo, jefe del cártel de Sinaloa y uno de los diez hombres más ricos del mundo, según el ranking de Forbes.
Quienes se lucran escandalosamente de esta actividad ilegal han asesinado a más de 30.000 personas desde que Calderón asumió la presidencia del país azteca y casi 13.000 este último año.
Parece evidente que los capos «trabajan» con redes de protección formadas por personas que actúan desde la legalidad y que les posibilitan hacer sus negocios con el menor riesgo posible. El tráfico de droga mueve ingentes cantidades de dinero con los que premiar generosamente a quienes colaboran o castigarles si no ayudan.
Así pues, lo mismo financia la campaña electoral de un candidato presidencial para que gane, para desbancarlo o paga a un sicario para que directamente lo mate.
México ha sustituido a Colombia en la importancia «social» de los cárteles de narcotraficantes, pero con mayor virulencia contra los representantes de los tres poderes democráticos que no acceden a sus exigencias.
Si triunfan definitivamente los narcos será una pena para la región y una enorme preocupación para su vecino Estados Unidos.