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Cristina se reinventa
Se acabó el kirchnerismo, comienza la era del cristinismo. Cristina Fernández de Kirchner asumió ayer su segundo mandato como presidenta de Argentina en medio de una gran popularidad. Con una oposición fragmentada, en octubre arrasó en las elecciones con el 54 por ciento de los votos.
BUENOS AIRES- Entre esa fecha y el 10 de Diciembre han pasado pocas semanas, sin embargo, ha significado un cambio severo en las líneas maestras de su Gobierno. Al menos en apariencia, Fernández de Kirchner vive un momento de absoluta firmeza en contraste con 2007, cuando sucedió en el cargo a su marido, Néstor Kirchner, fallecido en 2010. Entonces, la personalidad de la jefa de Estado era puesta en duda. Sus críticos la veían como una ventrílocua de Kirchner. Sin embargo, y en especial a partir del fallecimiento de su esposo, la mandataria renació de sus cenizas, redobló su liderazgo y fue reelegida con el mayor porcentaje de votos desde el regreso de la democracia en 1983. «No soy la presidenta de las corporaciones, soy la presidenta de los 40 millones de argentinos», afirmó Cristina en un discurso en el que repasó sus logros y pidió la colaboración de empresarios y sindicatos para mantener la bonanza económica. Durante su discurso ante la Asamblea Legislativa, la mandataria argentina insistió en que ha dado instrucciones a sus ministros para hacer «sintonía fina» en el modelo económico y garantizar el crecimiento sostenido en medio de la crisis internacional. En una intervención de fuerte contenido económico que se prolongó durante una hora y cuarto, Fernández aseguró que Argentina creció «a tasas chinas», se crearon cinco millones de puestos de trabajo y se logró el salario mínimo más alto de la región. La inflación, el temor a una recesión, la inseguridad y los efectos de la crisis global están entre los principales desafíos de su segundo mandato además de un déficit que en 2011 alcanzaría los 3.740 millones de euros (equivalente al 1% del Producto Interior Bruto). Argentina también enfrenta fuga de capitales, que de acuerdo con cálculos privados este año, oscilará entre los 13.450 millones y 17.930 millones de euros.
Estos retos explican el motivo por el que a finales del mes de noviembre el Gobierno sorprendió con un giro a su política y un anuncio inesperado: recorte drástico a los subsidios, al consumo de gas, electricidad y agua con destino a los sectores más ricos del país.
La eliminación de los subsidios había sido propuesta por diversos opositores al Gobierno durante la última campaña presidencial, pero no formaba parte de la plataforma electoral del oficialismo.
Por otro lado, Fernández ha hecho oficiales los nombres de los integrantes del Gabinete que la acompañará en su segundo gobierno, con cambios mínimos, pero que marcan el nuevo estilo propio que la presidenta argentina quiere aportar. Los cambios, en rigor, sólo incluyeron a tres ministros que resultaron elegidos en las elecciones del 23 de octubre. Entre ellos destaca la designación de Abal Medina en el lugar que ocupó Aníbal Fernández desde 2009. El nombramiento de Medina, próximo a la agrupación La Cámpora, viene acompañado de una camada de jóvenes peronistas también miembros de esta organización que coparán el Congreso. La presidenta ha conseguido despertar la militancia en miles de jóvenes que ya seguían a su marido.
Sin embargo, su mayor reto no será económico sino que estará dentro de su partido. La paradoja es que Fernández de Kirchner encuentra en las estructuras tradicionales del justicialismo uno de los cortocircuitos que heredó de su primera presidencia y deberá solucionar con urgencia.Su relación con el sector gremial más poderoso, representado por el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, vive un tenso momento de tira y afloja, que ya dura varios meses. El sindicato reclamó puestos en diferentes áreas del Gobierno, pero su demanda no ha sido satisfecha.
La presidenta no sólo se empezó a alejar de los sindicatos. También comenzó a acercarse a los empresarios. Ante la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), Fernández anunció que dará marcha atrás con un proyecto de ley para repartir las ganancias de las empresas entre los trabajadores, un reclamo de los sindicatos que era rechazado por los empresarios pero contaba con el aval del oficialismo.
«Que Dios, la patria y él (Néstor) me demanden»
Cristina Fernández de Kirchner juró sobre la Biblia desempeñar con «lealtad y patriotismo» su cargo. «Si así no lo hiciese, que Dios, la patria y él [en referencia a su fallecido esposo, el ex presidente Néstor Kirchner] me lo demanden», dijo entre lágrimas. De esta manera, y saltándose el protocolo, Cristina dejó claro que sigue atada a los fantasmas del pasado. Pero también influenciada por el espíritu del general Perón y, en especial, por el de Evita. En la Casa Rosada, los muertos no descansan en paz.
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