Jubilación

Sociedad virtuosa

La Razón
La RazónLa Razón

Ya no sorprende la conducta de algunos personajes públicos que se han acostumbrado al mal uso del poder. Es recomendable mantenerse al margen de estos folletines por entregas de corrupción y cinismo para aceptar la crisis como una bendición.¿Para qué tantas resonancias ideológicas si lo único que obtienen es defraudar los intereses de los más débiles, de la opinión social con la práctica del engaño y el ultraje a la solidaridad? ¡Cuánta demagogia y qué poca vergüenza al desviar lo importante con rivalidades e increíbles esfuerzos! Cualquiera que tiene un cargo público se debe a la ciudadanía. ¿Puede respetarse a quien decepciona? Unos y otros, aquellos porque se basan en su infabilidad fanática y éstos porque su credibilidad se tambalea ante el enfrentamiento de las normas sagradas por la convivencia, no dan soluciones eficaces. De donde no hay no se puede sacar y en estos momentos se gasta lo que no se tiene. Lo del embudo nunca se ha entendido mejor: la abundancia para el más privilegiado y la escasez para el que menos tiene. No se aplican los derechos por igual y la desigualdad y el despropósito aumenta.¿Quiénes padecen los desatinos y atropellos económicos? Los trabajadores, la clase más indefensa y los viejos. En la antigüedad se acudía al Consejo de los Ancianos con respeto y veneración. Ahora los ineptos de turno acuden a ellos para desvalijarles.Lamentable cuando algunos políticos subrayan que el número de pensionistas va en aumento y son una carga... Estos irresponsables no deben tener padres o piensan que no van a llegar a esa complicada y difícil edad. Aseguran bien su futuro y ninguno pasa la vejez en la indigencia. Es cierto que la desgracia es ocasión para la virtud (Séneca). ¿De no poner remedio a los problemas la sociedad será más virtuosa? ¿Disminuirán los desaprensivos?