Barcelona
Silvia Marsó: «Veo muchas mujeres-muñeca»
Profesión: actriz. Nació: en 1963, en Barcelona. Por qué está aquí: interpreta «Casa de muñecas» en el teatro Fernán Gómez (Madrid), que se estrena hoy.
–Nora, su personaje en «Casa de muñecas», simboliza la lucha de la mujer por la igualdad...
–Sí, y la igualdad es algo que aún está en camino. Todavía hay muchos hombres que someten y anulan a las mujeres.
–Nora ve que su papel en la familia y en la sociedad sólo es el de una muñeca encerrada en una casa confortable. No sé si se ha sentido así...
–No, nunca. Yo me hice cargo de mi casa a los 16 años. Mantenía a mi madre enferma. Eso me enseñó a ser responsable.
–Pero quizá le mataron los dulces pájaros de juventud...
–Bueno, me dejó sin la aventura y la bohemia.
–Su abuelo le arreó un bofetón cuando le dijo que quería ser actriz...
–Creía que todas las actrices eran prostitutas. Su generación era así.
–¿Ve hoy muchas mujeres-muñeca?
–Sí, mujeres que sólo son trofeos, adornos de los poderosos.
–¿Ve muchas mujeres-objeto?
–No tantas como antes.
–¿Ve muchas mujeres-florero?
–En mi entorno, no; pero aún quedan por ahí.
–No sé si ve hombres que sean muñecos, objetos o floreros...
–Los habrá, pero no los veo. Todo eso parece más propio de las mujeres, desgraciadamente. No hemos evolucionado tanto como se cree.
–Nora se rebela. ¿Qué hace falta para que las muñecas se rebelen?
–Educación. Una mujer educada no será mujer-objeto, salvo que ella lo elija, que alguna lo elige, como las que se casan por el dinero.
–¿Contra qué se rebeló usted un día?
–Contra la chica televisiva. Renuncié a la popularidad y al dinero fácil.
–Y hoy, ¿contra qué?
–Contra el machismo, el maltrato animal, la contaminación...
–Esta obra de Ibsen causó escándalo en el siglo XIX. ¿Hoy qué causa?
–Remueve conciencias de hombres y mujeres. Muchas vienen llorando al camerino para decirme que se han visto reflejadas en la obra.
–Hoy es difícil escandalizar...
–Es un escándalo que no nos escandalicemos por muchas cosas.
–Un día me dijo que prefería vivir del teatro que ganar millones en la tele.
–Ahí sigo. Sólo si no hay más remedio acepto trabajos alimenticios.
–¿La televisión es una casa de muñecas?
–Muchas veces, sí. Y de muñecos.
–Qué raro que no hayan sacado aún la Belén Esteban Superstar...
Por Amilibia
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