País Vasco
Pacificador
Cuando llegó a la Casa Blanca iba a llevar la paz a Oriente Medio y por aquí hasta nos lo presentaron como el aliado planetario de Zapatero en la «Alianza de Civilizaciones». No han pasado tres años y ya ha pasado a la Historia por unas palabras políticamente incorrectas: «capturadle o matadle». Semejante metamorfosis no se había visto desde que San Pablo se cayó del caballo, si bien aquélla se produjo en un sentido digamos que «inverso». Es lo malo que tiene ir de pacificador cuando se tiene madera de lo contrario. En España se han visto muchos casos de esos. Es el deporte nacional. Nuestros nacionalistas han sido tradicionalmente expertos en poner cara de santitos para rascar transferencias y en sacar los colmillos cuando se las regateaban. A los de la zeja se les acaba el buenismo en cuanto se le habla del PP. Ahí no hay bondad que valga. Y el partido gobernante llegó al poder con el talante y las piedras en el bolsillo. En el País Vasco he presenciado muchas guerras de pacifistas. Son inevitables. Con uno que decía que era de «Gesto por la paz» casi tuve una vez más que palabras. Otros pasaron de los gestos a las «tortas por la paz» directamente. Por esa razón, yo nunca he ido de pacifista sino de pacífico, que ya es mucho, y, aunque no llego a belicista, me reconozco como beligerante. Hay que curarse en salud. Sí, la verdad es que la muerte a balazos de Ben Laden no le ha pillado a Zapatero con el pie cambiado, sino con la boca abierta. «Capturadle o matadle». ¡Toma Alianza de Civilizaciones!
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