Espíritu de superación para salir de la crisis

No fue su mejor discurso. Ni en el fondo ni en la forma. Cameron tenía que reafirmarse ante los suyos como líder y demostrar que los recortes draconianos que su Gobierno está llevando a cabo para atajar el déficit estaban dando resultados. Pero no pudo hacerlo porque sus previsiones no se cumplen y el FMI le había dado ya el martes malas noticias. Sin números en los que poder ayudarse, al primer ministro sólo le quedaba hacer una cosa: apelar al espíritu de superación para salir de la crisis, que admitió es más profunda de lo estimado y llevará más tiempo superarla.

Su intervención cerraba el congreso anual de los conservadores en Birmingham. Las filas se habían quedado con una sonrisa en la cara tras haber escuchado el martes a Boris Jonhson. Era difícil igualar el carisma del alcalde de Londres. Pero no era cuestión de opciones. Cameron tenía que haber superado a su rival y despejar las dudas sobre quién lleva el timón. Pero no lo hizo. En lugar de presentarse como aquel joven que quería comerse el mundo, subió al escenario y no se separó del atril en ningún momento. Nunca se le había visto tan poco entusiasta. En su discurso, Cameron dijo que Reino Unido afronta «la hora de la verdad» y grandes desafíos para salir de la crisis. Habló de las medidas de recortes del gasto aplicadas por el Gobierno desde 2010, que calificó de necesarias porque el país no puede darse el lujo de endeudarse más, como proponen los laboristas. «La economía global, especialmente la de la eurozona, es más débil de lo que se estimaba hace dos años. Cuando algunos de nuestros grandes socios comerciales como Irlanda, España e Italia están sufriendo, nos compran menos. Esto afecta a nuestro crecimiento y hace más duro pagar nuestras deudas», resaltó. Reconoció que los desafíos que hay son desalentadores pero, «a menos que actuemos, a menos que tomemos decisiones difíciles, dolorosas, a menos que mostremos determinación e imaginación, Reino Unido no será lo que fue en el pasado».