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«Snacking» mediterráneo

Por Gregorio Varela Moreiras. Catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo. Presidente de la Fundación Española de la Nutrición (FEN). 

La Razón
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Las tapas son, sin duda, el «snacking» de nuestro mundo mediterráneo y se han convertido en toda una especialidad gastronómica que forma parte de la cultura española y se ha hecho popular en todo el mundo. Las combinaciones son casi infinitas, y el principio de la variedad de la dieta, uno de los principios de la nutrición, se ejemplariza en las tapas, y va a permitir aportar de manera relativamente fácil aportar la energía y nutrientes necesarios. No se trata, por supuesto, de añadir aperitivos y tapas a las comidas principales, lo que podría causarnos problemas de exceso de ingesta, sino tener la posibilidad de sustituir alguna, y el «tapeo» puede ser una magnífica herramienta para ello, y además de manera divertida y en libertad. El aperitivo constituye, probablemente, el mejor ejemplo de libertad de elección en nuestra dieta, de conseguir autonomía de elección. Las tapas son un símbolo de la comida como elemento de relación social: contribuyen a la sensación de compartir y estimular la charla y el intercambio de opiniones y, además, son una estupenda muestra de la riqueza de la cocina de nuestro país. Tanto dentro como fuera de España, la palabra «tapa» ha adquirido la categoría de calidad y placer gastronómico. La tapa necesita una «pareja de hecho», y la cerveza, como bebida natural fermentada de baja graduación alcohólica, puede ser una magnífica acompañante, un auténtico «binomio de éxito». Si a ello se suman las pautas de consumo mediterráneas que tradicionalmente se han asociado a esta bebida (ligada al encuentro familiar o amistoso, al acompañamiento de alimentos, en pequeñas cantidades…), se puede concluir que el uso que la inmensa mayoría de la población hace de la cerveza es responsable y moderado, a diferencia del modelo de los países del norte de Europa. La cerveza es una bebida fermentada, de baja graduación alcohólica (4 o 5 grados), elaborada a partir de ingredientes naturales –agua, cebada malteada y lúpulo–, de bajo contenido calórico (66 calorías por 200 mililitros o caña estándar y apenas 16 calorías en el caso de la «sin alcohol») y aporta al organismo diversos nutrientes como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico) y minerales (potasio, fósforo y magnesio). Y claro, hidrata, ya que más del 90 por ciento es agua. Por todo lo anterior, la Fundación Española de la Nutrición (FEN), ha realizado un estudio reciente en el que se hace un recorrido nutricional por las tapas más representativas de la geografía española, donde se explica su composición y preparación junto a una ficha nutricional de la tapa sola, así como el aporte en nutrientes del pincho acompañado con cerveza tradicional y sin alcohol. Se incluye, además, una breve historia de las tapas, un mapa de España con los pinchos más típicos, un decálogo de las tapas en la cocina actual y una descripción del tipo de cervezas propuestas en los maridajes. En definitiva, las acciones de comer o beber no son sólo necesarias para saciar la sed o el hambre sino que, además, constituyen auténticos momentos de placer. ¡Salud y qué disfruten, pero siempre en compañía!