Comunidad de Madrid
Madrid un arca de Noé
La región alberga el 40% de las especies de la Península Ibérica. Algunas emblemáticas, como el buitre negro o el águila imperial, muestran signos de recuperación a pesar del urbanismo
El Año Internacional de la Biodiversidad se cierra sin que se hayan logrado los objetivos de detener la pérdida global de especies –pospuesto hasta 2020–, pero sí que se han hecho esfuerzos por proteger distintas especies emblemáticas. Los programas para fomentar la biodiversidad que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid dan sus frutos. Los datos que ofrecieron esta semana Ana Isabel Mariño, consejera de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, y Ana Botella, delegada del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, reflejan que sobre los cielos de la región extienden hoy sus alas 35 parejas de águila imperial, ocho más que en 2007. La cifra es histórica, pues es la más alta de los últimos 30 años.
Pero en otras especies también se ha conseguido aumentar la población. Es el caso del buitre negro, con más de un centenar de parejas, a las que hay que sumar 17 parejas de águila real y ocho de cigüeña negra. «La Comunidad de Madrid concentra ya el 40 por ciento de las especies de flora y fauna registradas en la Península Ibérica», según explicó la consejera de Medio Ambiente. Por su parte, Ana Botella recalcó que, desde el punto de vista de las actuaciones en una gran capital, «nuestro objetivo es conservar la vida natural en el ambiente urbano». En los grandes municipios del sur, un claro ejemplo de esta política son ciudades como Parla, Getafe o Móstoles. Se ha creado un proyecto, «Bosquesur», que el próximo año presentará una superficie arbolada de 500 hectáreas.
Flora
A la fauna hay que añadir una gran inversión en la plantación de árboles y la creación de zonas verdes, con una suma de más de 10 millones de árboles plantados desde el año 2003. Además, a esto se suma la creación de dos zonas declaradas Reserva de la Biosfera, como la Cuenca Alta del Manzanares y la Sierra del Rincón y siete Zonas de Especial Protección para Aves (Zepas) y numerosos paisajes.
Pero no todos los datos son positivos. Según Luis Suárez, experto en especies de la organización WWF, «el hábitat de estas especies cada vez está más amenazado y peor conservado, ya que la creación de zonas urbanas disminuye la existencia de refugios para estas especies». Además, también se reclama desde hace tiempo que se revise el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, que data de 1992, así como mayores inversiones en este terreno.
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