Nueva York

Periodismo indigno

La Razón
La RazónLa Razón

Rupert Murdoch, siempre ha hecho del «amarillismo» la seña de identidad del periodismo que practican sus medios de prensa desde sus comienzos, hace mas de cuarenta años. En los periódicos y revistas que iba creando en su Australia natal y luego en Gran Bretaña y EE UU, todos en lengua inglesa, siempre situó la «ética periodística» muy por debajo del respeto a la verdad y a las reglas de juego de la profesión.
La práctica constante del sensacionalismo sin escrúpulos, especialmente en los periódicos, sólo recibió una advertencia seria de los medios de comunicación norteamericanos en los años setenta, cuando intento trasladar su amarillismo al diario «The New York Post», el único periódico vespertino de la ciudad, que fue el primero que compró en EE UU y que tuvo que cerrar por las presiones de los conocidos diarios del este: «The New York Times», «The Boston Globe» y «The Washington Post».
Sólo en Gran Bretaña ha extendido sus medios escritos y ha triunfado también en el sector audiovisual. Murdoch es un profundo «antieuropeísta» y por eso no ha llevado su imperio a la UE. Siempre ha presumido de controlar a los Gobiernos británicos, sobre todo a los laboristas.
Más recientemente, Murdoch encontró en las televisiones su campo de práctica para el periodismo amarillo que le gusta. Posee dos canales en Nueva York y Londres con cuyos beneficios cubre, en parte, la bajada de ingresos en su prensa escrita. Pero el magnate australiano seguirá con su estilo de «genio y figura» hasta el final.