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El análisis Primavera a lo afgano

La Razón
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¿Se le ha terminado la paciencia a Karzai?
El presidente afgano sabe que necesita las «malas compañías» occidentales por una cuestión de supervivencia. Su equilibrio es imposible. De un lado, evitar la desbandada aliada, que le convertiría en pasto del movimiento talibán. De otro lado, simular que hay un rechazo innegociable a los militares que operan bajo paraguas estadounidense.

¿Es posible evitar la sangría de civiles?
Sí y no. Sí, en la medida en que las reglas de enfrentamiento que condicionan los choques de los efectivos de la ISAF les hacen calcular el eventual daño infligido a terceras partes. No, porque las misiones de Libertad Duradera son de tal agresividad que es muy difícil evitar los daños colaterales en una guerra híbrida cargada de riesgos e incertidumbres.

¿Está más cerca el triunfo o el fiasco?
Debido a los zarpazos insurgentes y a la divergencia de visiones estratégicas en la coalición, se ha trasladado a la opinión pública una dramática carencia de seguridad en las propias posiciones. El fracaso está más cerca hoy que hace un mes.

¿Tienen Estados Unidos y sus aliados una estrategia de salida?
El sueño de Obama de presentarse a la reelección con todas las misiones militares canceladas hace tiempo se volatilizó. Reino Unido calcula que en el 2014 todavía tendrá militares combatiendo el terrorismo yihadista. El día después de la retirada, los talibán lo celebrarán, Al Qaida rebrotará y Pakistán estará a un paso de caer en manos de los epígonos de Osama Ben Laden.