ETA no renuncia a la extorsión y avisa: se «defenderá» si es atacada

Robo de dinero
El robo de dinero a los empresarios, que la banda llama «impuesto revolucionario»; la sustracción de coches y, si fuera necesario, de armas y explosivos; el alquiler de pisos de forma fraudulenta para ocultar a sus miembros; la formación de nuevos pistoleros y «el derecho a defenderse en hipotéticos enfrentamientos», son asuntos que ETA mantiene abiertos.

La cacareada «verificación» internacional de un alto el fuego, también tendrá que esperar. Los pistoleros entrevistados señalan que «creemos que es demasiado pronto (...) si llega el momento, entonces habrá que estudiar las opciones, aprendiendo de otras experiencias». Brian Currin y demás «mediadores internacionales, habrán de aguardar a mejor momento.

A este respecto, ETA advierte de que reducir el proceso «a una mera desactivación de la lucha armada, hará un cálculo equivocado. Algunos quieren retroceder respecto a lo que se ha avanzado en estos años, queriendo dirigir un mero proceso técnico».

La banda, lejos de plantearse su desaparición, busca una nueva fase de diálogo y negociación, que vendrá de la mano del «reconocimiento de la territorialidad (anexión de Navarra) y la autodeterminación», en el «camino a la independencia». Asimismo, advierte sobre posibles prisas ya que «debemos acometerlo (el proceso) sin precipitación y sin aprietos políticos. Euskal Herria tiene mucho en juego. Y eso no se puede dejar en manos sólo de los partidos políticos».

No la asumen
Expertos antiterroristas, consultados por LA RAZÓN, llaman la atención sobre el mensaje que la banda envía a su brazo político. Por un lado, afirma que no hace suya, «palabra por palabra», la ponencia «Zutik Euskal Herria», que han debatido y aprobado mayoritariamente las bases de Batasuna, frente a otro texto, llamado «Mugarri», que era el que querían ratificar los cabecillas de la banda y la mayoría de presos.

El centralismo democrático, siempre presente en las actuaciones de ETA, aflora en la entrevista. Consiste, como recordaba un cabecilla detenido, en que los militantes asumen las decisiones de los jefes con la certeza de que son las mejores para la organización.


Por si había alguna duda, los pistoleros, al ser preguntados si la banda hace suyo el acuerdo entre Batasuna y EA, al que se ha sumado a última hora Aralar, contestan que «el acuerdo constituye, sin ninguna duda, una referencia, y tiene influencia en la reflexión de ETA. En todo caso, hoy por hoy, únicamente el compromiso con Euskal Herria y con los gudaris caídos en la lucha por la libertad ata a ETA».

Un auténtico jarro de agua fría para los «Otegis», «Usabiagas» y «Rufinos» que, con el apoyo de diversos sectores, han ido vendiendo a partidos políticos, organizaciones sociales y algunos medios de comunicación, con los que comieron este verano en tierras castellanas, que el «proceso» iba en serio y que ETA se planteaba dejar las armas.

La banda aprovecha la entrevista para atacar al PNV que, tras el fracaso del anterior «proceso, se ha convertido en su auténtica «bicha». Afirma que la respuesta de los nacionalistas a su nueva estrategia «ha sido lamentable, y habrá avergonzado a muchos en el partido y en su base social».


Amenaza a los arrepentidos
- A ETA le duele la política penitenciaria «cruel y desalmada» que sigue el Gobierno y no lo oculta en la entrevista. «Consideramos miserable que, en cárceles donde la tortura está tan arraigada, se presente como botín de guerra que algunos presos renuncien a su militancia y se arrepientan. Respecto a aquellos que se han situado fuera del Colectivo, calificamos de muy grave que, a cambio de las ventajas personales ofrecidas por Rubalcaba, alimenten la política penitenciaria criminal del enemigo y ofrezcan la excusa para hostigar al resto de compañeros».
- La banda admite ahora que, en una negociación con el Gobierno, no dejaría para el final el asunto de sus presos, sino que formaría parte de los «mínimos» iniciales.