Marta Halcón de Villavicencio: «Sí yo soy de las que quieren ir al cielo»

–Maquilla a chicas enfermas de cáncer en los hospitales...
–Sí, porque sentirse guapas las hace sonreír. Así son felices un rato, se olvidan un poco de sus padecimientos.

–Y lo hace por su cuenta...
–Sí, en soledad y sin ayudas. No pertenezco a ninguna ONG.

–Bien. Cuénteme cómo empezó todo...
–Mi cuñada murió de cáncer de mama. Me di cuenta en el hospital de que el tiempo que pasaba con ella, maquillándola y hablándole de cosas divertidas, era un paréntesis feliz en su enfermedad.

–Y esto le hizo pensar...
–En lo importante que es distraer a una enferma poniéndola guapa, hablando de moda. Sentirse guapa hace feliz a la gente. Es muy importante.

–Y empezó a ir por los hospitales a maquillar y charlar...
–Sí. Además, una amiga que trabaja en la industria cosmética me propuso un reto. Me dijo: « Si haces un blog de moda y belleza y consigues 800 seguidores, te regalo un set de maquillaje para que lo emplees con las enfermas».

–Y está en ello, claro.
–Claro. Soy mujer de retos. Llevo seis meses, ya tengo 600 seguidores y espero alcanzar pronto más de los 800 requeridos.

–¿Por qué no cuenta lo que hace, esa labor humanitaria, en su blog?
–Lo voy a contar. Total, se van a enterar por su entrevista... Así conseguiré antes el set de maquillaje.

–Bien, ya explicado todo, dígame: ¿por qué lo hace?
–Es mi forma de ayudar un poco. No considero que sea gran cosa. Pero si logro que sonrían y se despreocupen un poco, me doy por satisfecha.

–Usted quiere ir al cielo, ¿verdad?
–Sí, yo soy de las que quieren ir al cielo. Soy católica, apostólica y romana. Creo en el cielo y en el infierno. Y creo, sobre todo, en el perdón.

–¿Qué le dicen las chicas enfermas?
–Gracias por venir, gracias por este rato, y cosas así. No saben que ellas me dan a mí mucho más de lo que yo doy.

–¿Por qué muestran interés?
–Por todo. Por la moda, por lo que sale en la televisión, por frivolidades...

–Percibe que cuando enfermamos de gravedad nos volvemos más...
–Más sensibles para todo. Somos más conscientes de que la vida es un regalo. Nunca pensamos que la vida es un regalo hasta que llega el susto.

–O sea, hasta que nos llega la factura del regalo...