Constitución
Banderas republicanas
La decadencia de la política y de los políticos está sirviendo para que cualquier manifestación, ya sea de trabajadores contra la reforma laboral, funcionarios contra la reducción del gasto público, o grupos antisistema que protestan contra el capitalismo, la corrupción o lo que haga falta, se convierta en ocasión de enarbolar al viento banderas de la II República. Como si no fuera el desasosiego en el que estamos por culpa de quienes crean los problemas en vez de resolverlos. Ignoran los defensores de aquella desdichada experiencia republicana, que la monarquía no es un régimen político, sino una forma de Estado en la que cabe cualquier sistema de Gobierno, siempre y cuando se identifique con los pensares y sentires de los españoles y sea capaz de dar los pasos necesarios para levantar la vida de todos, sin excluir a nadie. Es verdad que la monarquía guía a los ciudadanos por la vía del ejemplo y no por la del poder y, es aquí, como muy bien ha señalado en estas mismas páginas Luis Suárez, «donde está precisamente la ranura por donde pueden filtrarse los errores». Está claro, y así lo estamos comprobando estos días, que nada ayuda más a defender una supuesta superioridad republicana, que cualquier debilitamiento moral y ético –el que sea– de quienes encarnan la monarquía, o participan de su entorno más cercano. Y los que gustan de los parabienes republicanos, que son más listos que los conejos, lo saben bien y se aprovechan de cualquier grieta. A la vista está –el que no quiere ver no ve aunque resucite un muerto–, que, el Frente Popular, capitaneado por Izquierda Unida, crecida tras el 20-N y gran beneficiada de las movilizaciones del 15-M, no está dispuesto a dejar pasar en balde la ocasión. En fin, prepárense para una oleada de banderas republicanas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar