Valencia
El destierro de los taurinos
Se cumple el segundo aniversario de la prohibición de los toros en Cataluña y los aficionados todavía no lo asimilan
barcelona- Hoy hace dos años que el Parlament de Cataluña aprobó la prohibición de los toros y para el buen aficionado todavía es difícil de creer. El 25 de septiembre de 2011 se realizaba en La Monumental la última corrida. Los que la vivieron la recuerdan con una sensación agridulce. Por un lado, fue épica y muy emotiva, con buen ganado, buenos toreros y el público entregado. Por otro, se dejaba ver en las caras y los corazones de los espectadores esa sensación de impotencia y frustración al saber que sería la última. «Lo echamos mucho de menos, siempre tienes el gusanillo del directo, de la plaza y a veces se hace difícil hasta mirarlo por la tele», comenta Lucas Martínez, presidente de la Peña Taurina El Prat.
En la feria de Nimes
El único recurso que tienen los amantes de la Fiesta es viajar y los que pueden, lo hacen, ya sea organizado por peñas o a nivel personal. El problema es que muchos no pueden. «Sí, yo puedo desplazarme, pero hay gente que desde los catorce años iban a La Monumental y ahora tienen 70 y no pueden viajar. Aquellas visitas a la plaza eran su escape, su vida social, donde se encontraban con la gente. Éstos lo están pasando muy mal», asegura Jordi Clerch, secretario de la Peña Taurina Manlleuenca.
Los viajes tienen mil colores, desde la Feria de Ceret al Puerto de Santa María pasando por Valencia, Castellón, Pamplona o Badajoz. El ritual es el mismo, coger el coche particular, aguantar la pesadez del viaje y al menos encontrar lugares donde no les prohíben ser quienes son. «La afición no se termina. En la peña somos 100 familias y vamos organizando viajes y el dinero que podríamos gastarlo aquí, pues lo gastamos en otro sitio. La verdad es que es una pena», señala Juan Gallego, presidente de la Peña Taurina Angel Leria de Zarzacapilla. La próxima cita que los buenos aficionados catalanes tienen en el calendario es volver a ver a José Tomás en septiembre en la Feria de Nimes. Allí se encontrarán muchos de los que antes se saludaban felices en La Monumental. «Aún recuerdo las corridas de Tomás cuando todavía no era una figura mediática. Fueron tardes mágicas en La Monumental. En Madrid no le han visto nunca como en Barcelona», cometa Clerch.
Las ganaderías catalanas también han perdido negocio y visitas con la prohibición, sobre todo de gente que estaba aprendiendo, de las escuelas, que subían a sus fincas y buscaban un porvenir. «Quieren acabar con una raza, con el toro de lidia, y lo conseguirán. Es una vergüenza. A mí me ha afectado personalmente, sí, pero en esta vida el dinero no lo es todo, antes está el respeto y nos han pisoteado», cuenta Pedro Fumador, ganadero de Tarragona.
Aún así, el buen aficionado no se resigna y espera que la Iniciativa Legislativa Popular, que recogió 500.000 firmas para proteger los toros y declararlos bien de interés cultural, consiga su objetivo. De momento, el Congreso la estudiará en septiembre y esperan que en noviembre los toros ya sean designados oficialmente bien de interés cultural para toda España. «En el 2013 volveremos a ver toros en las fiestas de la Mercè, estamos convencidos», concluye Gallego.
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