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Crece la incertidumbre por Cástor Díaz Barrado
La situación en Siria está siendo cada vez más compleja y lo que es peor, se acrecientan, día a día, las graves violaciones de los derechos humanos, atribuibles a la represión que lleva a cabo el régimen de Asad. Las ciudades en las que se expresa con mayor nitidez la oposición al régimen sirio, encabezadas por Homs, proyectan una imagen desoladora que podría ser el escenario final al que asistamos si se consolida la resistencia del poder alauí. La comunidad internacional en su conjunto no está haciendo lo suficiente. Los órganos que representan a esta comunidad permanecen semiparalizados por las diversas posiciones que mantienen unos y otros. El temor a liderar una «intervención en Siria» que pudiera tener consecuencias imprevisibles en Próximo Oriente hace que el conflicto se prolongue y que el régimen sirio intente ganar tiempo en su labor de aniquilamiento de los opositores. No pueden aún valorarse los resultados de la visita, que está teniendo lugar, de los observadores de la Liga Árabe. Las labores de observación no pueden ser meramente formales sino que habrán de traducirse en recomendaciones que los árabes plasmen en respuestas concretas, en su caso con actuaciones contundentes respaldadas por las Naciones Unidas. El camino no puede ser otro que actuar decididamente en Siria con un protagonismo decisivo de la organización mundial. Lo que está en juego en Siria ahora es el respeto básico de los derechos humanos. Ni China ni Rusia pueden permanecer al margen y no deben impedir que se adopten decisiones colectivas que pongan fin a las violaciones. La posición que asumió Rusia la semana anterior se debe completar con posiciones más eficaces, cuando ocupa la Presidencia del Consejo de Seguridad y, sobre todo, en adelante. Acabar con las violaciones de derechos en Siria sólo tiene una solución: el fin del actual régimen. O lo hacen los sirios solos o cuentan con la ayuda de la comunidad internacional, en particular con la Liga Árabe, cuyos observadores tienen ahora la palabra. Todo ello con el apoyo del Consejo de Seguridad.
Cástor Díaz Barrado
Catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad Rey Juan Carlos
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