Los italianos Motus unen la Grecia clásica y la moderna en «Antígona»

BARCELONA- En la mitología griega, Antígona, hija de Edipo, es condenada a ser enterrada viva al desobedecer al rey de Tebas, Creonte, que había condenado a su hermano a ser enterrado sin honores fúnebres al ser considerado traidor al reino. Creonte también sufrirá la ira de los dioses por su decisión y acabará por ver morir a su propia esposa e hijo. La figura de Antígona ha quedado como la imagen del valor y el amor a la familia y demuestra cómo una familia, o un país, pueden tambalearse y caer por las decisiones de su clase dirigente. ¿Existen paralelismos con la época presente? Para la compañía italiana Motus , la respuesta es sí.

 Las dos caras del espejo
El Festival Grec acoge, en un programa doble, dos montajes que sirven de espejo entre sí. Por un lado, está la adaptación del mito clásico de Antígona y, por otro, una dramatización del caos y violencia callejera surgida en Grecia tras los últimos acontecimientos económicos. De esta forma, el Mercat de les Flors acoge hasta el 30 de julio «Too late! (Antigone) contest 2», en el que se relata la Grecia clásica y «Alexis. Una tragedia griega», en que se vuelve sobre los mismos temas pero en clave contemporánea. Incluso cuenta en escena con la presencia de un testimonio de las protestas ciudadanas de la capital griega tras la muerte a manos de la policía del joven de quince años Alexandros-Andreas Grigoropoulos en 2008. Como si fuera una Ismene mitológica, Alexia Sarantopoulou, activista griega partidaria del concepto de arte público, participa en el espectáculo como una actriz más del elenco de cuatro y dialoga con Antígona sobre lo que pasó y sobre la violencia en general.

La puesta en escena, en la que domina un fondo negro, pone el énfasis en los personajes, que cuentan las dos historias como si fueran una sola. Incluyen también proyecciones rodadas en los campos de Tebas, asi como entrevistas grabadas a activistas griegos, poniendo otra vez el énfasis en juntar la Grecia clásica con la contemporánea.

El montaje cuenta con música en vivo de Sarantopoulou, que se sienta al piano mientras hace una serie de reflexiones en voz alta y se pregunta sobre la capacidad del arte de influenciar en el tiempo presente. El espectáculo, que ya ha viajado a Buenos Aires, Montreal, Nueva York, París y casi toda Europa, demuestra que los clásicos son agentes vivos capaces de hablar de tú a tú con la actualidad.