Tormenta perfecta

La verdad es que es muy difícil imaginar para cualquier persona que vive ajena a las catástrofes naturales, por distancia o experiencia, lo que está pasando el pueblo japonés con la central nuclear de Fukushima. Ni siquiera los más expertos en energía nuclear entienden que se hayan dado al mismo tiempo las mismas circunstancias que en Japón. Uno de los españoles expertos en el tema, y miembro del Consejo de Seguridad Nuclear, Antoni Gurgi, decía la semana pasada: «En el mundo nuclear estaba todo previsto para que te tocase la lotería, que te tocase la primitiva, pero que te tocasen las dos el mismo día no estaba previsto… como tampoco está previsto que te toque un terremoto, un tsunami y un acto terrorista a la vez». El símil del ingeniero español es perfecto. Probablemente el país nipón no está colocado geográficamente en el lugar del Pacífico donde debiera estar pero eso ya no tiene remedio. En la costa japonesa hay más probabilidades de que te toque la lotería en forma de seísmo.
El terremoto estaba previsto pero no tan alto y el tsunami estaba previsto, pero no tan alto y que ambos provocaran que Fukushima se quedara sin suministro eléctrico, no estaba previsto, según los expertos. También se descarta que Fukushima fuera un problema de mal diseño de la central. Los japoneses tienen que vivir con 20.000 muertos provocados por el terremoto y el tsunami y cientos de miles de desaparecidos que ya no se encontrarán. La central es la menor de sus catástrofes y eso es muy difícil de imaginar desde fuera.