Eurocopa

Estados Unidos

Korea 2002: Al Ghandour enemigo público

Brasil ganó un Mundial deslucido en el que un árbitro echó a España

La Razón
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Las despedidas inesperadas son las que más duelen. Te obligan a decir adiós y siempre encuentran una razón para justificarlo. Luego, sólo te queda la pena. Le sucedió a España, en el Mundial de Corea del Sur y Japón, en 2002. La selección de Camacho se plantó en cuartos de final frente a un rival inferior, como era Corea del Sur, y tras un empate a cero, un par de goles anulados y unas decisiones incomprensibles del árbitro Al Ghandour (y que luego quiso justificar) la selección se volvió a casa tras fallar Joaquín un penalti en la tanda. Los coreanos anotaron los cinco. Nada nuevo, la historia de siempre.La imagen que queda de ese campeonato es la de Iván Helguera con ganas de comerse al colegiado y la rabia y la frustración de los compañeros, que no entendían nada. Al Ghandour no dio el nivel, como tampoco el resto de colegiados que le acompañaban. Echaron a España y lograron que Corea llegase a las semifinales.Tampoco España estaba jugando su mejor Mundial. Ganó los tres partidos de la primera fase, pero en octavos llegó el vértigo habitual. Frente a Irlanda, la selección sólo pudo empatar a uno. La actuación de «San Iker» en los penaltis dio el pase a los cuartos con la sensación de que España no estaba bien, pero que al compararse con los rivales, aunque fuera uno de los anfitriones y estuviera dirigido por Hiddink, podía ser un buen año.Francia, la última campeona, se había marchado en la primera fase, con un punto y sin marcar un solo gol.Suecia e Inglaterra fueron mejores que Argentina en su grupo y los suramericanos tampoco llegaron a los octavos. Sí estuvo Italia, pero poco más. La competición no fue generosa con una de las clásicas del fútbol. Perseguida por los árbitros, fue eliminada por Corea del Sur en la primera eliminatoria. A partir de octavos, Alemania ganó todos sus partidos por 1-0 y así llegó a la final. Por el otro lado, Brasil fue ganando sus encuentros como lo hace últimamente: con más burocracia que inspiración, como si la poesía fuera una cosa antigua en tiempos en los que sólo cuenta la eficacia. En la final, Brasil derrotó a Alemania gracias a que el físico de Ronaldo aún le permitía alguna maravilla. «Ronie» anotó los dos goles. ¿Qué más se puede decir de un Mundial en el que se elige como mejor jugador al portero alemán Oliver Kahn? El delantero brasileño fue segundo y el coreano Hong Myung-bo, jugador recordado por todos y que va a marcar una época, fue tercero. Así fue el fútbol en Corea y Japón.El intento de la FIFA de abrir nuevos mercados, como había hecho en Estados Unidos en 1994, chocó con la realidad de un juego sin gracia y un Mundial en el que entre sus semifinalistas tuvo a Corea del Sur y Turquía. Los estadios se quedaron grandes y los aficionados coreanos y japoneses, vestidos con camisetas de otras selecciones y la cara pintada con los colores del equipo al que les tocaba animar, dieron un aire desangelado al campeonato.La conclusión más importante para la FIFA fue que había que cambiar el esquema con el que se elegían los equipos de los árbitros, porque se habían convertido en los protagonistas. Es probable que sus decisiones fueran más trascendentales para el desarrollo de la competición que el fútbol. Los sufrió España, acostumbrada a las decepciones, pero no tanto a dejar de participar cuando había hecho todo para seguir. Le prohibieron seguir, sin más.

2002. Campeón: Brasil- Alemania, 0: Kahn, Linke, Metzelder, Ramelow, Hamann, Jeremies (Asamoah, min 77), Schneider, Frings, Bode (Ziege, min 84), Klose (Bierhoff, min 74) y Neuville.Entrenador: Voller- Brasil, 2: Marcos, Cafú, Lúcio, Roque Júnior, Edmílson, Roberto Carlos, Gilberto Silva, Ronaldinho (Juninho Paulista, min 85), Kléberson, Ronaldo (Denilson, min 90) y Rivaldo.Entrenador: Scolari.- GOles: 0-1 (min 67): Ronaldo. 0-2 (min 79) Ronaldo.- árbitro: Pierluigi Collina (Italia). Amarilla al alemán Klose y al brasileño Roque Júnior.- Máximo goleador del torneo: Ronaldo, con ocho goles.Póquer de malos arbitrajes por Julián GARCÍA CANDAULa historia de la selección española de fútbol, poco afortunada en la disputa de los campeonatos mundiales, tiene un capítulo dedicado a las desgracias padecidas con árbitros comprados, ciegos o estúpidos.El primero fue el suizo Mercet, quien siguió al pie de la letra las instrucciones del Duce. En Brasil, en el 86, fue el australiano Bambridge quien no quiso ver el golazo que marcó Míchel a Brasil. No fue mejor con el húngaro Sandor Phul. Miró hacia otro lado cuando Tassotti le par- tió la nariz a Luis Enrique en los cuartos de final de Estados Unidos 1994. Faltaba un cuarto para el póquer de ases arbitral en los Mundiales. Llegó con el egipcio Gamal Al Gandhour (Mundial de Corea-Japón, 2002), quien hizo lo posible para que los visibles sudores de José Antonio Camacho quedaran sólo en objeto de lavandería.Brasil se impuso a Alemania en la final (2-0) y España se quedó nuevamente en el camino. Fue primera en su grupo por delante de Paraguay, Suráfrica y Eslovenia. Ganó los tres partidos de la primera fase a tres rivales muy inferiores. En octavos de final, con Irlanda, se empató a un tanto y tras la prórroga se venció en los penaltis por 3-2 gracias a Casillas. La gran oportunidad llegó contra Corea el Sur, uno de los anfitriones. El partido acabó con empate a cero porque lo quiso el árbitro de turno. Anuló un gol a Baraja, otro a Morientes, que habría sido el de oro, y por tanto, el final del partido, y hubo que llegar a los penaltis. Con anterioridad cortó dos ocasiones de gol en fueras de juego más que discutibles. En la tanda definitiva ganaron los coreanos. Marcaron los cinco tiros de gracia y la selección española, únicamente tres.La actuación del árbitro fue determinante, aunque también podría pensarse que la selección no dio el tono adecuado durante el torneo. Físicamente fue superada.