Barcelona
Daño colateral
La eliminación de la limitación de circular a un máximo de 80 kilómetros/hora en los accesos de Barcelona está produciendo un grave daño colateral. Está debilitando la lucha contra la velocidad como causa de los accidentes de tráfico. La componente medioambiental era una de las razones para implantarla, la seguridad viaria, la otra.
Era una más de las 72 medidas del plan para mejorar la calidad del aire, pero rápidamente se transformó en «la» medida.
Se intento justificar su imposición desde su necesidad medioambiental, pero los lentos resultados debilitaron una percepción social positiva al respecto. Curiosamente alcanzó más legitimidad en el ámbito que era más impopular, el circulatorio. La gente soportaba menos mal tener que circular a 80km/h por una autopista, si con ello había menos muertos, y los ha habido, que si debía hacerlo para eliminar unas partículas que no veía.
No obstante, su trascendencia social le confirió una dimensión política, transformando su eliminación en una promesa electoral de las pasadas autonómicas.
En el momento de cumplirla, la prudencia exhibida por los actuales responsables medioambientales ha contrastado con la vehemencia de los de tráfico, que han llegado a argumentar que reducir la velocidad no reduce los accidentes de tráfico.
Ese daño colateral, infligido a la conciencia sobre la seguridad al volante, es difícilmente justificable.
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