Déficit público

El Gobierno amenaza con limitar la emisión de deuda de Cataluña

La Generalitat replica a Hacienda que los avisos pueden «girarse en su contra»

El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña
El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocañalarazon

BARCELONA- El año 2011 es crucial para estabilizar las finanzas públicas y disminuir los números rojos. España, en particular, tiene la obligación de equilibrar sus cuentas para ganar credibilidad ante los mercados y las instituciones europeas, y en esta cruzada el Gobierno ha fijado la mirada en la gestión de las comunidades autónomas.

El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, fue ayer tajante. Advirtió a la Generalitat de Cataluña y al conjunto de gobiernos autonómicos de que deben cumplir los objetivos en materia déficit de cara a este año porque, de lo contrario, el Gobierno limitará sus emisiones de deuda.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, aseguró hace dos semanas que pondrá todo su empeño en situar el déficit catalán de 2011 en el 1,3 por ciento respecto al PIB, es decir, en torno a los 2.600 millones de euros. Sin embargo, advirtió de la dificultad de cumplir con los objetivos establecidos en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) debido a la situación que ha heredado. La Generalitat trabaja en la redacción de un plan de estabilidad que debe presentar al CPFF el próximo día 27. Este proyecto, de hecho, está muy orientado a la capacidad de la Generalitat de endeudarse en el futuro, algo que sólo conseguirá acometiendo recortes y accediendo a nuevos créditos. A día de hoy, la deuda total de la Generalitat supera los 40.600 millones de euros.

Desde hace días, el Gobierno lanza avisos a las comunidades para que «hagan lo que tienen que hacer» en materia fiscal. El portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, reaccionó sin intimidarse: «Nos sentimos fuertes como Gobierno». El portavoz expresó de esta manera que la Generalitat se siente preparada para hacer frente a las «embestidas» del Ejecutivo y consideró que estos avisos pueden acabar por «girarse en su contra». En opinión de Homs, hay que enmarcar todo esto en un «contexto electoral».