España
Contra el cabreo
De nada sirve cabrearse. Las reformas del mercado de trabajo, por sí mismas, no crean empleo. La ocupación la trae, sobre todo, las reformas estructurales. Tenemos que afrontar una transformación económica y fiscal. Reducir el despido, dejar a un lado las rigideces. De nada servirá la queja estéril si no elevamos la productividad y ganamos la batalla de la internacionalización y la innovación. Pero para ello hay que tomar decisiones distintas de las que se están tomando. Lo primero que tiene que quedar claro es que es la iniciativa privada -la sociedad civil-, la que crea empleo. El Gobierno de la nación, con que no estorbe y ponga en marcha acciones que aúpen nuestras oportunidades, basta y sobra. Daré más pistas para los que tienen la sartén por el mango: ¿por qué no se apoya más a las empresas que contratan a desempleados de larga duración? La política energética en España sigue siendo una calamidad. ¿Por qué ninguna comunidad autónoma cumple con el modelo de financiación? ¿Tan difícil es adaptar la formación universitaria a las necesidades del mercado? Lo diré una vez más: la empresa familiar es clave para salir de la crisis y volver a recuperar el empleo en España. Y la madre del cordero: adelgazar el gasto público. ¿Alguien duda, a estas alturas del paseo, de que lo que se impone es una buena poda? O nos adaptamos a un muy exigente contexto de austeridad o pronto no habrá nada que hacer. No hay más.
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