José Antón enriquece a Silos

El padre José Antón fue un monje benedictino de Silos que vivió durante las primeras décadas del siglo pasado. Nacido en Hacinas, una pequeña población en las cercanías de Silos, brilló desde muy joven en virtud y letras. Escribió artículos, versos y cartas con rara habilidad. Cumplió el viejo precepto horaciano de enseñar deleitando. La lectura de sus obras y el recuerdo de su vida le acreditan con fama de santidad. Otro benedictino de nuestros días, Mariano Palacios, acaba de ofrecernos la edición de sus obras completas, que llenan ya dos volúmenes. Yo no he leído aún todo esto, pero sí la que es, acaso, su obra literaria más brillante. Se trata de una tragedia, una tragedia cristiana que lleva por título "San Gregorio VII". La escribió en un latín clasicista y la concibió con una fuerza dramática excepcional. Pero, a lo que iba. José Antón padecería, años después de escribir su tragedia, la misma fuerza dramática que alienta en su obra. Siendo prior de Montserrat en Madrid, se vio envuelto en aquella tragedia de España que fue nuestra guerra incivil. Y el martirio al que el Papa santo, protagonista de la tragedia literaria, expusiera su vida lo padeció en su carne nuestro trágico castellano, el padre José Antón. Lo que escribió con su pluma lo vivió sin tener ya a mano una pluma para poder contarlo. No pudo contarlo porque la tragedia le envolvió hasta sepultarle entre sus víctimas sacrificiales. Pero, en realidad, ya no habría hecho falta que lo contara porque lo había contado mucho antes de pasar, cuando, en el silencio de Silos, escribiera la tragedia del Papa santo. Había cumplido, de este modo, la vocación de todo verdadero escritor: dar vida a las palabras. José Antón les dio su vida.