Cataluña

OPINIÓN: Defender los pactos

La Razón
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En Catalunya, las organizaciones empresariales y sindicales han tenido históricamente capacidad de pactar, pero también de innovar. Fueron las primeras en el año 90 en articular una solución extrajudicial de los conflictos y negociar en los AIC de 2005 y 2011medidas de flexibilidad para reorientar el crecimiento, primero, y la crisis, después, con el Tribunal laboral.
Con ello asumían su responsabilidad y protagonismo en la solución de los problemas, sin recurrir a la administración para que los tutelara. Creando una nueva y muy útil cultura laboral del pacto superadora del intervencionismo franquista se avanzaba a la idea de que primero las partes debían ponerse de acuerdo, y, en su defecto, la administración o los jueces terciaban en la solución. Con la madurez y la maduración de nuestras fuerzas económicas y sociales la falta de acuerdo en la empresa se canalizaba con el acuerdo de los interlocutores fuera de ella.
Con la nueva reforma laboral, que en caso de desacuerdo concede la facultad ejecutiva al empresario y deja a los jueces la solución de los desacuerdos, esa práctica puede resentirse. Que en las fases recesivas las decisiones empresariales unilaterales no sean cuestionadas no supone que en las fases expansivas la conflictividad y el egoísmo corporativo crezcan. La sustitución de la cultura del pacto por la judicialización del conflicto provocará una conflictividad más dura. Por ello, un gran reto es que la reforma no suponga debilitar a patronales y sindicatos, sino apostar por su fortalecimiento para que puedan gestionar el cambio de una manera racional y autónoma.