Bruselas
La competencia imposible
Rosa Aguilar envió la semana pasada una carta a los responsables de la Comisión Europea en la que insta al Ejecutivo comunitario a activar todos los mecanismos de seguimiento de precios y de control de las toneladas de tomate que entran en la UE procedentes de Marruecos. Dicen desde las organizaciones agrarias, y aportan datos, que en octubre llegaron más de 14.000 toneladas a través del mercado de Perpiñán, una cantidad que supera el contingente mensual fijado en el vigente acuerdo firmado en su día entre los de Bruselas y los de Rabat, que es de 10.600 toneladas. Además, esos tomates entran a unos precios inferiores a los pactados. Y todo esto sucede cuando estamos al principio de la campaña. Evidentemente esta situación ha provocado una bajada de las cotizaciones de los tomates españoles, que no pueden competir con los enviados desde el vecino país.
Precisamente esta semana tendrá lugar en la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo otro debate sobre el nuevo Acuerdo de Asociación entre la UE y Marruecos, que negoció en su día la Comisión y que ya ha sido ratificado por el consejo de ministros comunitario. Las organizaciones agrarias españolas han realizado gestiones los últimos meses para evitar que los eurodiputados ratifiquen a su vez el citado texto.
La verdad es que resultará muy difícil que consigan este objetivo, pero por intentarlo no se pierde nada. Mientras tanto, lo que sí deberían hacer las autoridades comunitarias es poner todos los medios para que la normativa actual se cumpla y para que los exportadores de Marruecos no se salten las reglas a la torera.
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