Cuba

Concha Velasco: «Paco Marsó ha sido el hombre de mi vida»

«Le voy a echar mucho de menos. Era un gran productor. Todo lo que he hecho en el teatro con él han sido espectáculos maravillosos. Ha sido el hombre de mi vida, no he tenido otro desde que me casé con Paco Marsó. No había otro como él, tan simpático, tan alegre, tan divertido.

En diciembre del 2003 durante la entrega a la actriz de la medalla de la Academia de Cine
En diciembre del 2003 durante la entrega a la actriz de la medalla de la Academia de Cinelarazon

Eso hizo que nos separáramos, por desgracia. Si no le hubiera querido tanto no hubiera sufrido», declara una destrozada Concha Velasco en la puerta del Hospital Regional Carlos Haya. La actriz se desplazó a Málaga para despedirse de quien fue su esposo durante más de 25 años: «Estoy muy emocionada, porque cuando falleció mis hijos donaron sus órganos y esta mañana nos ha llamado un médico para decirnos que Paco ha salvado la vida a tres personas. Era un hombre tan bueno y generoso que me parece algo maravilloso. Era muy buena persona y muy espléndido con los amigos. Yo siempre les decía: si os pasa algo, llamadle, porque os llevará en brazos».

Velasco también sacó fuerzas para hablar de sus hijos: «Están a ratos. Lo que me alegra, que yo no sabía, es que tenían una relación diaria con él».
Tanto la intérprete como el resto de la familia desean que el mundo de la escena al completo se despida del productor: «Era un hombre muy querido», señala. Sus restos mortales viajaron ayer a Madrid encabezando un cortejo fúnebre y hoy permanecerán en el Tanatorio de la M-30 para ser velados. El domingo, recibirá sepultura en el cementerio de La Almudena junto a sus padres.

Concha Velasco voló ayer a la capital, ya que horas después debía dejar en el camerino la profunda pena que siente por la desaparición del hombre al que «siempre he amado» para subirse al escenario del Teatro La Latina donde protagoniza dos funciones de «La vida por delante».

Después de varios días en un estado de extrema gravedad en coma inducido, Marsó falleció a las tres menos cuarto de la madrugada del viernes, a los 63 años, a consecuencia de un derrame cerebral que sufrió hace una semana. Desde el mismo momento de su ingreso, el productor ha sido cuidado por sus hijos mayores –Diana Patricia, fruto de una relación con una mujer alemana– Manuel y Paco Martínez. «Estamos destrozados, son momentos muy duros», ha confesado el cineasta y productor a los periodistas. Fue precisamente en la casa malagueña de su primogénita, quien cumplía condena años atrás por atracar bancos junto a su novio, donde sufrió el derrame cerebral mientras celebraban el cumpleaños de su nieto.

«La parte de mi vida más importante comienza cuando conozco a Paco Marsó», ha declarado Concha Velasco en una entrevista. El gran día tuvo lugar en 1966 en una representación de «Don Juan Tenorio», obra en la que compartió protagonismo con Paco Rabal. Después de varios años de noviazgo se dieron el «sí, quiero» en 1977, década en la que la artista participó en «Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca», un montaje de Pepe Martín, que dirigió Marsillach.

Desde entonces, han participado en numerosos títulos, entre ellos, «La rosa tatuada» y «Hello Dolly». Pero antes que productor, Marsó fue actor , a quien pudo verse en las series «Fortunata y Jacinta» y «Curro Jiménez», de Televisión Española.

La pareja se separó hace cinco años. Hasta que llegó ese día, los rumores de crisis matrimonial e infidelidades por parte de Marsó eran continuas. En 2001, las deudas con Hacienda les obligaron a vender su casa de La Moraleja. Una vez superado este mal momento, la pareja reapareció en la presentación de «Diario de una actriz», una biografía en la que Velasco le dedica un capítulo: «La persona que más he amado se llama Paco Marsó», sentenció. Un año después, regresaron los problemas a causa de un impago de impuestos, pero el amor mutuo que sentían logra que celebren juntos sus bodas de plata: «En cuanto le decía a Paco que quería hacer tal obra, le tenía que frenar por el pasillo, porque ya había buscado el dinero. Era un hombre estupendo», añade Velasco.

«Los Zipi y Zape»

Una anécdota que también recuerda su amiga Yolanda Farr, actriz y esposa del mejor amigo de Marsó, el fotógrafo teatral Jesús Alcántara. Tanto es así, que en el mundo del espectáculo los llamaban Zipi y Zape: «Paco era una persona increíblemente generosa y muy amigo de sus amigos, nunca les daba la espalda». Y corrobora lo que afirma Concha: «Si ella quería protagonizar una obra, conseguía el dinero como fuera y no escatimaba en nada. Era increíble el amor que se profesaban. Los dos se apoyaron el uno en el otro para que ambas carreras evolucionaran».

Hace casi cuatro años, Paco Marsó comenzó a ser carne de cañón de la Prensa del corazón. Justo cuando conoció a Diosi Ledesma, treinta y un años menor que él,a finales de febrero. Fruto de esta breve relación nació Gabriela, de casi dos años, que vive en Cuba junto a su madre. Ellas han sido la grandes ausentes en este día de luto.


Todo por la escena
De la vida de Paco, destacaría la parcela de un profesional, un hombre que conocía todos los resortes del teatro: había sido actor, dirigió y, sobre todo, produjo, tanto para su mujer, con la que tuvo grandes éxitos musicales y de comedia, como «La truhana», como estrenos suyos. El éxito fue de la estrella, Concha Velasco, pero detrás estaba la organización de Paco y eso hay que valorarlo. Me quedo con la imagen de un profesional del teatro. Por Enrique CORNEJO