Industria de Moda
La moda pasa
Cuando yo era pequeña tener algo de marca era casi como tener un tío en América. En nuestros días, sin embargo, las marcas, por suerte, puntúan infinitamente menos. Y no sólo porque se encuentren masivamente falsificadas y sea extraordinariamente difícil diferenciar un producto auténtico de uno imitado, sino porque ahora los más jóvenes han aprendido que los logos no son sinónimo de elegancia y que, a veces, pagar con desmesura por un producto determinado no sólo carece de sentido sino también de interés. Antes nos matábamos por un Gucci o un Dior, pero ahora nuestros adolescentes se llevan a casa tres modelos parecidos o mejorados firmados por Zara… Eso no quiere decir que los grandes diseñadores nacionales e internacionales no tengan un mérito sin parangón y que sus modelos no sean dignos de cualquier sacrificio, pero en tiempo de crisis, donde todo se recorta, son legión los que consideran que nada como esperar a las rebajas para pagar por lo impagable la mitad de su precio habitual. Eso sí, que nadie se llame a engaño: las marcas que llegan a enero con el precio recortado a la mitad no corresponden a esta temporada y posiblemente tampoco a la pasada. Por eso hasta el más avispado debe saber que, cuando compra en rebajas, se puede llevar un producto de calidad, pero difícilmente de la estación. Nada, pues, como optar por los clásicos que son para siempre, porque el resto no es más que moda y, como decía Coco Chanel: «Todo lo que es moda pasa de moda».
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