Barcelona
Secuestrados en el aeropuerto
Operación salida, a las puertas del puente, 330.000 personas se quedan «tiradas» en los aeropuertos por la huelga de los controladores aéreos. Huelga imprevista aunque no improvisada, que desencadena el goteo de vuelos cancelados en todos los aeropuertos españoles,171 vuelos cancelados en Canarias, 159 en Baleares, veinte mil afectados en Barcelona... En el balance, según Aena, de los 5.032 vuelos previstos, sólo operaron 3.346.
Barajas es a las ocho de la tarde puro desconcierto. Dos horas después de que se paralizara el aeropuerto, los viajeros no saben qué hacer, si marcharse o si esperar. Una azafata de Iberia habla de lo ocurrido, pide el anonimato: «A las seis y cinco de la tarde nos llama jefatura y nos dice que se frena la facturación y se cierran mostradores, se cierra el espacio aéreo por abandono del puesto de trabajo de los controladores aéreos.
Es lo único que podemos decirle a los pasajeros y tiene mala pinta, nos pilla por sorpresa incluso a nosotros, no sé qué pasará, sólo que se ha puesto en marcha el gabinete de crisis».
Descoordinación, incluso entre ellos, en los mostradores de Iberia informan de que no se realizan cambios de billetes pero los efectúan en atención al cliente, eso sí, «sin garantía». Es el caso de Marisa, «volaba a las nueve de la noche a Gran Canaria, me cambian el billete pero no me aseguran que salga el vuelo, no vivo en Madrid, así que ahora tendré que buscarme un hotel para pasar la noche. Si mañana tampoco puedo volar, supongo que volverán a cambiarme el billete».
La cola da la vuelta en cualquiera de los mostradores de atención al pasajero, otros optan por sentarse en el suelo, la misma frase: «no sabemos qué hacer». Pasajeros que quieren el reembolso, pero «no es posible», o información, pero poca, la que brindan las compañías, «podemos cambiarles el billete pero no sabemos cuándo pueden volar», o la que se escucha por los altavoces, «recomendamos se pongan en contacto con las compañías aéreas, el restablecimiento dependerá de la voluntad de los controladores aéreos».
Joana, con lágrimas, «tengo mañana una entrevista de trabajo en Barcelona, estoy pensando en coger un tren». Jessica quería volar a Francia, «me parece ilegal, me acaban de cambiar el billete pero quería estar mañana para el cumpleaños de mi abuelo». Raquel, de Bilbao, «estaba en el avión cuando el comandante avisó de que había que desembarcar. Estoy a la espera de lo que me diga ahora la compañía». Hans, holandés, se dedica a las finanzas: «no me ha pillado por sorpresa, conozco la situación que vive España, no sé cuándo podré volar a Amsterdam».
Unas «minivacaciones» con 29.594 vuelos y 4,26 millones de pasajeros
Entre el viernes y el jueves de la próxima semana, los 47 aeropuertos españoles tenían previsto operar 29.594 vuelos nacionales e internacionales y transportar cerca de 4,3 millones de pasajeros. Sólo en el día de ayer estaban programados 5.032 vuelos de los que 1.686 tuvieron que ser cancelados. Iberia, Spanair, Air Europa y Vueling han sido las aerolíneas más afectadas en sus principales bases de Madrid y Barcelona. Todas ellas han pedido a los pasajeros afectados que se informen antes de acudir a los aeropuertos del estado de sus vuelos. A la espera de en las próximas horas se pueda recuperar la normalidad en las operaciones, las compañías han dispuesto la posibilidad de cambiar sin penalización alguna las fechas de los billetes emitidos o devolver su importe. Para la jornada de hoy están planificadas un total de 4.164 operaciones, que afectan a 634.644 pasajeros. Sólo el aeropuerto de Madrid Barajas tenía previsto operar 7.950 vuelos en el puente de la Constitución. En el aeropuerto de El Prat estaban programados un total de 5.065 vuelos.
Pilar tiene billetes con destino París, «perdemos el dinero del hotel, pagado para esta noche. Es una verguenza. Los controladores ejercen el poder con tiranía». Un caos. Otro ejemplo es el de Alessandro, ya se encuentra en un autobús con destino Madrid, pero su avión aterrizó en el Prat, del que no le dejaron salir durante una hora, había comprado un vuelo desde Roma Ciampino con destino Barajas.
«¿Qué voy a hacer?», pregunta una chica joven agarrando fuerte su móvil en el Prat. «Pendonear así con la maleta, para eso me largo. Ya me han fastidiado el puente». Incertidumbre e indignación. En el aeropuerto de El Prat miles de pasajeros se vieron atrapados por la huelga salvaje de los controladores aéreos. Centenares de personas se concentraban en los puestos de información del aeropuerto con hojas de reclamaciones en la mano para intentar poder viajar, pero la situación por la noche distaba de arreglarse.
«No hay derecho, los controladores aéreos tenían esto premeditado desde hace mucho tiempo», comenta Nuria, la madre de la familia Aljana, que junto a sus dos hijas pequeñas y su marido, se iba a Canarias para huir del frío de estas fechas. «Hemos embarcado las maletas, nos sabemos aún qué tenemos que hacer, las niñas ni han cenado y una no para de llorar», dice el padre.
Barajas es a las diez de la noche pura desolación, se conoce que un hombre ha muerto al bajar del avión por un infarto, procedente de Cuba. Cierran las ventanillas de atención al pasajero, «hasta mañana no podremos seguir atendiéndoles», se espera que a las once. La gente comienza a marcharse a sus casas, o a un hotel. Se duplica la cola, la de los que esperan un taxi. Pero los que optan por quedarse cuentan con mantas o bocadillos que les ofrecen los trabajadores en el aeropuerto. El metro funciona toda la noche.
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