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De compras con Esteve y Verbeke

Las actrices confiesan sus deslices con la tarteja de crédito ahora que ejercen de embajadoras de las rebajas

Las actrices , durante el rodaje de la campaña de El Corte Inglés
Las actrices , durante el rodaje de la campaña de El Corte Ingléslarazon

Lo primero que aparece en Google cuando uno busca María Esteve y Natalia Verbeke es un robado de las dos juntas repletas de bolsas tras un día de compras. «¡Qué raro!», comenta irónica Natalia, después de quedarse perpleja por aquello de que un «paparazzi» siga sus pasos. No es de extrañar que El Corte Inglés haya apostado por las dos actrices como imagen de las rebajas. «No somos compradoras compulsivas, pero vivimos muy cerca, en el centro de Madrid, y cuando quedamos en su casa, siempre veo los escaparates que hay de camino. Entonces, no lo puedo evitar, cojo el teléfono y le digo... ¡no veas lo que he visto!, baja», explica Natalia. «Y yo, claro, bajo y compramos las dos», asiente María.

De ahí quizá la complicidad que muestran en el spot al ritmo de «Dime que me quieres», que rodaron del tirón en 17 horas, a lo que hay que añadir dos días para la grabación de las canciones y para el posado fotográfico. «Los españoles somos muy dados a que, cuando las cosas están muy mal, o contamos un chiste sobre nuestra propia realidad, o nos ponemos a cantar y bailar», comenta Esteve.

Pero, ¿cuánto se han llegado a gastar en las rebajas? «Yo eso no lo voy a decir porque me da vergüenza», contestan ambas. «Fue culpa del vendedor», comenta irónica Natalia, que confiesa además que «no me lo puse apenas. Es un error que no vuelvo a cometer. Ahora, cuando se me acerca un dependiente, le digo: ‘‘Como te acerques, no compro''. Si no, caigo seguro».


El colchón y un buda
Lo que sí revelan son sus gangas inolvidable. «Soy más de fondo de armario y eso hace que sea paciente en la búsqueda y encuentre piezas que me gustan mucho y que rentabilizo durante tiempo. Ahí es donde está la buena compra. No soy una ‘‘fashion victim'' que busca la prenda de tendencia del diseñador de moda», explica Esteve, mientras, pensativa, Verbeke suelta: «Yo tengo un buda en casa que cada vez que estoy medio histérica, lo miro y eso me transmite serenidad. Es la mejor compra que he hecho». «Pues ahora que lo dices, yo tengo un colchón de látex que para qué contarte. Eso sí que ha sido una inversión en descanso», subraya María.

Se conocieron hace diez años en un rodaje y se hicieron inseparables. Incluso dejan caer que el destino tuvo algo que ver para que las dos nacieran en Argentina. Natalia, porque su familia es bonaerense de pura cepa. En el caso de María, lo de Mar de Plata tiene más historia: «Nací en 1974, un momento difícil para España. Mi madre –Marisol– estaba soltera, con todo lo que implicaba. Como mi padre –Antonio Gades– estaba en Argentina de gira, dada la situación optó por acompañarle. Aunque, en el fondo, creo que yo iba ya buscando a Natalia desde entonces», bromea. «Y así pasa, que más que amigas, somos hermanas. La madre de María es la mía, la mía lo es suya también», apostilla Natalia.


Final de infarto
Ahora sus vidas, personajes y ratos de descanso se entrecruzan durante el rodaje de la serie referente de Antena 3, «Doctor Mateo». «Uno nunca sabe cómo va a resultar. Puede ser de muy buena calidad y no funcionar. En este caso ha tenido un gran éxito, estamos encantados», reflexiona Verbeke, que interpreta a Adriana, la prometida del médico. A final de mes inician el rodaje de la nueva temporada, que arranca sin saber si el doctor Mateo despertará tras el infarto que sufrió al final del último capítulo. «No tenemos los guiones, no te podemos comentar nada. El ritmo de televisión es así de acelerado, lo que hace más complicado trabajar la parte emocional del personaje», se disculpa Verbeke.

Lo cierto es que este espacio se está convirtiendo en un fenómeno social y la localidad asturiana de Lastres, donde se graba, en lugar de peregrinación de turistas. «El pueblo es el protagonista de la serie», explica María, que da fe de las masas que siguen al minuto los rodajes. «El problema es que la gente que contrata la ruta del doctor Mateo cree que incluye una visita y encuentro con el actor, lo que dificulta un poco el trabajo», comentan.

A pesar de que ambas han protagonizado algunas de las películas españolas más vistas de la última década, no se lamentan de no tener un Goya en la estantería del salón. «Ya llegará. María ha estado nominada muchas veces», comenta Natalia, que hace unos meses recogía un Ondas por la serie. «Los premios son regalos, pero no trabajas para ser premiada. No te cambian nada», dice María. «A nadie le amarga un dulce, aunque hay quien se lleva un Goya y no vuelve a trabajar», advierte su amiga. Tampoco les hacen ojos chiribitas cuando se les pone sobre la mesa la palabra Hollywood. «Es algo que os preocupa más a los periodistas . No tengo esa ambición de ir y comenzar una vida nueva allí. Otra cosa es lo que le ha ocurrido a Maribel Verdú, que la llamó Coppola para que se fuera», diferencia Verbeke. «Más que pertenecer al ‘'star system'', quiero trabajar con los mejores y hacer buenas películas sea donde sea. ¿El ideal? Ir, trabajar, volverme y ponerme mi mandil de lunares en mi cocina andaluza», remata María.


Del torero al cardiólogo
A Natalia Verbeke, la serie «Doctor Mateo» le ha cambiado la vida. Y no sólo porque la audencia la respalde. A lo largo del pasado año dio por terminada su relación con el diestro Miguel Abellán y, poco después, era precisamente su pareja en la ficción, Gonzalo de Castro, el que ocupaba su corazón. Hasta hoy. Y aunque en un primer momento algunos apuntaron que Natalia simultaneó al torero con el actor, de inmediato tanto Abellán como Verbeke lo negaron, si bien, como es habitual en ambos, no entraron en más detalles sobre el fin de su noviazgo. Con esta misma filosofía, Natalia consolida lo suyo con el doctor Mateo, y ante cualquier pregunta que se refiera a ello, responde con un «¡Feliz año!», tan socorrido estos días.