Elecciones en Francia
Los socialistas se quedan en casa
En España los niveles de participación varían según el tipo de elección. En las locales rondan los dos tercios del censo, mientras que en las legislativas se encuentran en el en torno del 75%. En esta ocasión no ha habido ninguna excepción y se ha mantenido la participación en los niveles de 2007.
Una semana antes de las concentraciones del 15-M, las esperanzas de los socialistas de captar voto joven eran ya bajas: sólo el 36% de los menores de 30 años que votarían el 22-M iba a votar PSOE, mientras que el PP captaba el 56% y las otras formaciones, especialmente IU y nacionalistas, el otro 16%. La abstención prevista de 18 a 29 años era de entre ell 45% y el 50%. Se ha cumplido la expectativa de no participación pero finalmente el PSOE ha recibido muchos menos votos de los previstos inicialmente. El movimiento 15-M ha hecho reflexionar a muchos jóvenes votantes de izquierdas que finalmente han apostando principalmente por IU.
El comportamiento de los electores a la hora de decidir participar o no depende de múltiples parámetros, entre los que destacan los relacionados con las condiciones de organización de los escrutinios: el alcance de las consecuencias asociadas o asignadas a los resultados; los candidatos, su notoriedad, y los vínculos que han establecido con los electores la presencia de representantes de las diversas orientaciones políticas; los pronósticos más o menos inciertos sobre los resultados; la cobertura informativa la sencillez del modo de escrutinio; el día escogido para organizar la consulta, la organización de elecciones simultáneas; el contexto social o político; y otros factores propios a cada escrutinio de cada tipo de elección de cada municipio o región, etc…, tiene efectos sobre la participación. Pero la existencia de tendencias convergentes a la desafección electoral invita también a dar cuenta de causas generales; que sobresalen estas especificidades.
Elector inestable
Como en todas las estadísticas agregadas, las tasas de participación en las elecciones pueden dar la impresión que hay una población de abstencionistas regulares cuyos efectivos estarían en aumento. Las encuestas indican, por el contrario, que los abstencionistas crónicos son poco numerosos (entre el 12% y el 15% de los censados) La mayoría de los que son contabilizados como abstencionistas en una elección son pues de los votantes más o menos intermitentes. El aumento de la abstención es sobre todo la consecuencia de una mayor inestabilidad de los electores, que alternan de manera variada las participaciones y las retiradas.
El que se haya alcanzado un nivel de participación similar al de 2007 no se debe por lo tanto a un comportamiento homogéneo de todos los electorados. Mientras que los votantes del PP y de IU salían en masa a la calle a votar, buena parte de los votantes del PSOE decidía no participar. El gran perjudicado por la abstención ha sido el PSOE: la mayor parte de los que votaron socialista en 2007 y ahora no lo han hecho han optado por la abstención. El PSOE conserva el 79% de sus votantes de las anteriores elecciones locales y se desprende del 21% de aquellos votos, que se desglosan del modo siguiente: 11% de abstención y un 10% que se transfiere principalmente a IU y al PP.
Por otro lado, el PP mantiene la fidelidad del 91% de sus votantes e IU del 88%. La conclusión es clara: cientos de miles de votantes socialistas se han abstenido y han sido compensados en número por otros tantos ciudadanos que se abstuvieron en 2007 y y que han dado ahora su apoyo fundamentalmente al PP y a IU.
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