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Terrorismo racista

La Razón
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La matanza perpetrada ayer en una escuela judía de Toulouse trae de nuevo a Francia y a Europa la evidencia de que el antisemitismo, el asesinato por odio y el peor de los racismos, no afectan sólo al lejano Israel y de que el peligro late cerca de nuestras casas. Lo ocurrido en Francia ha sido una brutal explosión de odio por parte de uno o más individuos que también decidieron acabar, a tiros y a sangre fría, con otras tres vidas. Antes de que se perpetrase la matanza de la escuela, la ciudad de Toulouse fue el pasado día 11 escenario del asesinato de un militar francés de origen magrebí. Y sólo cinco días después, cayeron asesinados otros dos militares franceses, también magrebíes, y un tercero resultó herido. En ambos casos se empleó al menos un arma de grueso calibre, que ha sido igualmente identificada en la matanza de ayer. Cuando alguien decide asesinar a sangre fría a niños y adultos, y se prepara a conciencia para ello, no extraña que previamente haya decidido asesinar a otras persona a las que une, en todos los casos, el hecho de ser diferentes, de formar parte de minorías. Como los niños y el profesor de la escuela de Toulouse, o los miles de franceses judíos que han sufrido agresiones y han visto durante años cómo se profanaban sus cementerios, se atacaban sus sinagogas y centros de reunión hasta el punto de que el Gobierno tuvo que adoptar planes especiales de protección que, si bien sirvieron para reducir el número de ataques, no han podido evitar los asesinatos de hoy.

Los asesinatos nos recuerdan que el antisemitismo no se reduce a los libros de historia y es una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Bajo ningún concepto el odio hacia los judíos puede llegar a considerase sólo como un extremismo político socialmente rechazable. La obligación de los gobiernos democráticos, y también del español, es combatir las ideologías del odio, al margen de su origen o religión, para que no aparezcan gentes capaces de asesinar a un niño a tiros.

La respuesta del Gobierno francés, que ha puesto a sus mejores investigadores a trabajar en el caso, ha sido también rápida y eficaz en el apoyo a las víctimas. La dura campaña para las elecciones presidenciales en Francia se suspendió ayer y los grandes partidos se han unido en la condena de los asesinatos y en las muestras de solidaridad con la comunidad judía. El presidente Sarkozy se mostró firme al calificar la matanza como «una tragedia nacional» que «no afecta sólo a la comunidad judía, toda la comunidad nacional está conmocionada» y al afirmar que «Francia no cederá al terror», porque «el odio no puede ganar; la República es mucho más fuerte». Son razones que valen también para nosotros, porque la democracia se fortalece cuando no hay dudas, ni oportunistas equidistancias, en la defensa de la libertad de los demás.