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Pop y retrofuturista Allan Poe

Félix J. Palma juega con el pasado y el futuro en «El mapa del cielo»«El mapa del cielo»Félix J. PalmaPlaza & Janés672 páginas,20,81 euros.

Pop y retrofuturista Allan Poe
Pop y retrofuturista Allan Poelarazon

Es «El mapa del tiempo» una novela que nace con una clara voluntad de pastiche. A cuantos se acogen al retrofuturismo les gusta jugar con los ecos del pasado. Alan Moore en «La liga de los hombres extraordinarios» utiliza a una variopinta nómina de héroes novelísticos como Dr. Jeckill, Dupin, Quatermain y el capitán Nemo para conformar esa amalgama imposible de personajes enfrentados a El hombre Invisible.
En las obras de Félix J. Palma también resuenan esos mismo ecos, procedentes del subgénero de ciencia ficción: el «Steampunk». Mezclar en la coctelera pop la estética de la revolución industrial con elementos contemporáneos forma parte del nuevo pastiche posmoderno. Lo que pudo ser un escándalo en los 70, la oposición al vanguardismo inane y la mezcla de géneros, es hoy moneda corriente que trasciende la alta cultura para volver a la literatura popular. «El mapa del tiempo», traducida a 25 idiomas, y su nueva entrega, «El mapa del cielo», son dos buenos ejemplos de esta recuperación nostálgica de la ciencia ficción neovictoriana, pues convierte en protagonistas a Edgar Allan Poe y H. G. Welles, al tiempo que remeda y reelabora sus mejores ficciones para crear la suya propia.

Además, como el pastiche lo admite todo, desempolva una tradición retórica ya en desuso: el «narrador dramatizado» que analiza Wayne C. Booth en «La retórica de la ficción». Y de la misma forma que saca del baúl de los recuerdos literarios a este omnisciente narrador, se permite rehacer la narración al modo de Fielding, en Tom Jones, por no citar a Cervantes.

Félix J. Palma posee ese tipo de narración exuberante de los escritores decimonónicos. De ellos ha aprendido y a ellos remiten sus novelas, tanto al Welles de «La guerra de los mundos» y «La máquina del tiempo» como al Poe de «Aventura de Arturo Gordon Pym». Pero la intertextualidad es de más calado. A cuantos se acogen al retrofuturismo porque resuenan decenas de referencias culturales más: el monstruo de «Alien» y el de «La cosa», fundidos con los polimorfos marcianos de «Man in Black» (1990), de Lowell Cunningham. En este mapa del cielo todo cabe. Y su narración, aun siendo espesa y arborescente, resulta tan amena como una novela de Julio Verne. La nostalgia de un mundo aún por conquistar, repleto de misterios insondables, es el terreno en donde las fantasías retrofuturista del «Steampunk» tienen un campo en el que los jóvenes se reencuentra con las aventuras de siempre.

Sobre el autor
 Un excelente escritor de novelas de misterio, dentro del subgénero «Steampunk», que se vende en medio mundo
Ideal para...
 quienes gustan de las novelas inclasificables en las que todo tiene cabida
Un defecto
Algún problema con el narrador cuando se pasa de listo
Una virtud
 Su capacidad para la ciencia ficción retrofuturista
Puntuación 8