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Santos y pecadores por Santiago Martín

La Razón
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La Iglesia es santa y pecadora. Es santa en su cabeza, Cristo, y en muchos de sus miembros, empezando por la Virgen María. Es pecadora en otros. Nunca hemos ocultado esto. Nunca hemos dicho que hay que seguir a nadie que no sea Jesucristo. Incluso los fundadores de instituciones religiosas –como la Madre Sallés, que acaba de ser aceptada en el catálogo de los santos– no pueden aspirar a ser seguidos, sino a que se siga a Jesucristo como le siguieron ellos. Nunca hemos ocultado, pues, ni nuestros logros ni nuestros fracasos.
Los que sí parecen empeñados en ocultarlo son nuestros enemigos. Se obstinan en fijarse sólo en lo que va mal, empeñados en mostrar una imagen distorsionada, como si una sociedad fuera descrita sólo en función de las personas que están enfermas. Aunque al hacerlo así nos estimulan a luchar por ser santos, su comportamiento es injusto. Son terribles los datos de abusos sexuales en la Iglesia en Holanda y Bélgica, pero de Bélgica salió el padre Damián hacia Molokai, donde también, por cierto, se hizo santa la Madre Mariana.
Santos y pecadores. Eso somos. Y gracias a Dios, los últimos también caben en la Iglesia si aspiran a ser santos.

Santiago Martín