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Fútbol: lo único que los chinos no saben copiar

La presencia de futbolistas extranjeros en China (Kaká podría ser el siguiente) no esconde la gran frustración del país. El fútbol es el único "producto"de occidente que los chinos no han sido capaces de copiar. 

Fútbol: lo único que los chinos no saben copiar
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En cualquier ciudad del mundo se pueden hoy comprar imitaciones chinas. No siempre buenas, no siempre bonitas pero sí baratas. Hay todo tipo de copias, desde el último modelo de IPhone hasta falsificaciones de ropa, relojes o bolsos. Pero lo que no encontrará nunca el cliente es un equipo de fútbol ganador chino. Es, de momento, lo único que se resiste a la industria china de las copias.

De momento, el dinero chino se ha empeñado en conseguir a golpe de talonario una liga competitiva que consuele a sus ciudadanos de las continuas decepciones de su selección. Lo último es el posible fichaje del jugador del Real Madrid Kaká por un equipo chino, algo que sin duda daría renombre mundial a su Liga.

El traspaso se uniría ya a otros futbolistas extranjeros en China, como Nicolas Anelka, fichado por el Shanghai Shenshua, o el argentino Darío Conca, la adquisición más cara de la historia de este país (7,5 millones de euros), a los que quizás se sume el marfileño del ChelseaDidier Drogba. Sobra dinero, pero faltan ideas.Sin embargo, el fútbol sigue siendo la gran asignatura pendiente en China. Pese a que, como en cualquier rincón del planeta, el balompié es ya un deporte de masas en aquel país, su selección es fuente incansable de decepciones para los aficionados. Sólo ha participado en un Mundial (2002) donde perdió los tres partidos que jugó, no marcó ningún gol y encajó nueve. Más dolorosos fueron los Juegos en su país, en 2008, donde cayó eliminado con un solo empate, un solo gol y seis recibidos.El reto de hacer de la selección un equipo ganador ha recaído ahora en el entrenador español José Antonio Camacho. Aunque solo fuera por ley de probabilidades, porque el país tiene 1.500 millones de habitantes y una legión de deportistas detrás, debería conseguirlo, pero las cosas no han comenzado muy prometedoras. ¿Por qué?Medallas de China en los Juegos OlímpicosLos expertos apuntan dos pecados. Uno de ellos es la corrupción. El otro, el vicio del régimen comunista de, fiel al más puro "estilo soviético", potenciar las individualidades, los deportistas en solitario, que garantizan un buen porrón de medallas en los Juegos Olímpicos. Y con ello imagen de país. Y propaganda. Y mensaje al mundo de que el comunismo chino funciona.La prueba fue en los últimos Juegos celebrados en su país, donde China dominó el medallero. La operación matemática es clara: con el esfuerzo que supondría montar un equipo competitivo de 22 futbolistas se obtienen, de una tacada, otras tantas medallas en remo, atletismo, gimnasia o natación. Y un detalle aún más llamativo, como ha explicado con nitidez el corresponsal de The Economist en aquel país: los criterios estatales de identificación de nuevos talentos seleccionan a los niños por sus características corporales, y según tengan las extremidades largas, más o menos flexibilidad o una determinada rapidez son derivados a una disciplina u otra. Pero este método tan cartesiano no vale, obviamente, para el fútbol. Si Maradona o el brasileño Rolando fuesen chinos, jamás habrían sido futbolistas.Escándalos de corrupción en el fútbol chinoEl otro mal es el de la corrupción, un espejo en el que se refleja una sociedad comunista-capitalista que, posiblemente, ha reunido en algunas de sus prácticas lo peor de cada casa. En los últimos años, la compra de partidos y las comisiones ilegales se han extendido por toda la familia del fútbol, en una red que ha atrapado a árbitros, directivos, futbolistas y funcionarios de a pie.El gran obstáculo para poner freno a este mal es que tirar del hilo supone llevarse por delante todas las miserias de la burocracia comunista, en todos sus escalones. Y eso es algo que el Régimen no está dispuesto a hacer.Mientras tanto, a los aficionados no les queda más que hacer escarnio público de su equipo con bromas de dudoso gusto, como cuando en 2008, en pleno escándalo por la leche contaminada con melanina, que causó miles de muertes, se corrió la broma de que era la que tomaban en exclusiva los jugadores de la selección nacional.