El «aquelarre» etarra

Para no alarmar

La Razón
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Pronto van a cumplirse 38 años. Del gran socavón en la calle Claudio Coello, del Dodge Dart negro en la terraza de los jesuitas de Serrano, del asesinato de Carrero Blanco, de la irrupción de ETA como un factor decisivo de la vida política española, que lo fue entonces y que lo ha seguido siendo todo este tiempo. Conviene hacer memoria de lo sucedido para dar perspectiva a la Conferencia Internacional de Paz que este lunes nos tiene preparada Lokarri, el entorno etarra, con la ayuda de Brian Currin. Porque ahora se trata de cosechar los réditos políticos de aquella mañana del 20 de diciembre de 1973 y de todo lo que vino después. El sábado, en este periódico Zuloaga explicaba nítidamente que la pretensión de la conferencia es dar la razón a los terroristas: luz verde a la nueva Batasuna, suspensión de la doctrina Parot y una suerte de amnistía. Tras el atentado contra Carrero, Franco quería creer que en el centro de Madrid se había producido una explosión de gas. Torcuato Fernández-Miranda intentó convencerle de que era necesario dar una explicación, pero el dictador se resistió durante toda la jornada. Repetía que era necesario «no crear alarma». Parece que algunos tienen el mismo propósito de no alarmar con un final de ETA políticamente rentable para los terroristas. Una conferencia internacional de paz permite guardar las apariencias, «tranquilizar» conciencias poco exigentes. El clima lo favorece, el Barómetro del CIS de primeros de octubre reflejaba que el terrorismo como preocupación de los españoles está en los niveles más bajos de la historia. Y en la operación están metidos hasta las cachas los socialistas. La participación del PSE no es ni mucho menos una aventura en solitario de Jesús Eguiguren al que sus amigos vayan a acompañar. El viernes Blanco reconocía que estaba perfectamente al tanto de la participación de la gente de su partido. Como que es cosa concertada con Moncloa. Nada que ocultar. El jueves asistimos a una cierta descoordinación. Por la mañana Iñaki Arriola, el secretario general de los socialistas guipuzcoanos y consejero de Transportes, aseguraba que los socialistas no iban a ir. Horas después José Antonio Pastor confirmaba que sí porque hay que estar «si puede contribuir a acercar la paz». ¿Se había producido un debate interno en el que Eguiguren habría conseguido imponerse? Pura escenificación, «para no alarmar». Hace tiempo que Jesús Eguiguren es el que marca el rumbo del fin negociado de ETA. Lo marcó en la última negociación, lo lidera ahora que se llama proceso internacional de resolución de conflictos. Pero por mucho que nos digan esto no es una explosión de gas.