Crisis política en Italia
El amargo cumpleaños de Berlusconi
«Il Cavaliere» cumple 75 años en su peor momento político y personal
Silvio Berlusconi detesta cumplir años. Es lo esperable en un escapista de la vejez como él, amante de esconder las huellas del paso del tiempo a base de cirugía estética e implantes capilares. «Dicen muchas mentiras de mí, hasta que soy un viejecito que no está bien. Pero yo me siento estupendo y jovencísimo. Sigo corriendo los cien metros en un tiempo óptimo. En realidad tengo 35 años, ¡mira que músculos!», le decía el año pasado a un grupo de jóvenes de su partido.
La realidad, sin embargo, es tozuda. Aunque le duela, «Il Cavaliere» cumplió ayer 75 años. Tres cuartos de siglo son una edad respetable, en la que la mayoría de las personas piensa en disfrutar con tranquilidad de los años que quedan de vida. No así Berlusconi, que pasó su cumpleaños angustiado por el difícil momento que viven Italia, su Gobierno y él mismo. Pese a los sucesivos planes de ajuste, el país transalpino sigue en el ojo del huracán de los mercados por el raquítico crecimiento económico y la elevadísima deuda pública (120%) del PIB.
El Ejecutivo ha visto mermada su ya escasa estabilidad por la incapacidad para sacar a Italia de la crisis. Esto ha contribuido a que la coalición se convierta en una jaula de grillos en la que cada uno hace la guerra por su cuenta e intenta ganar puntos de cara al esperado «postberlusconismo». «Il Cavaliere» no ha sido capaz de poner paz en sus filas, empeorando incluso la situación con sus enfrentamientos con el ministro de Economía, Giulio Tremonti.
Personalmente, el magnate se encuentra en uno de sus peores momentos por sus escándalos sexuales y judiciales. Debido al repóquer de procesos que tiene abiertos en los tribunales y al interminable goteo de jóvenes prostitutas que dicen haber pasado por sus fiestas, su popularidad está bajo mínimos. La prensa conservadora, además, le ha abandonado: pide abiertamente su dimisión y la convocatoria de elecciones, previstas para 2013. Berlusconi rechaza el adelanto por miedo a perder. Su partido ya fue derrotado antes del verano en los comicios municipales en Milán y Nápoles y los sondeos le auguran una debacle en caso de acudir ahora a las urnas.
El gran beneficiado de esta situación es el líder de la oposición, Pierluigi Bersani, quien, casualmente, también celebró ayer su cumpleaños. Cumplió sesenta, quince menos que su gran rival.
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