Marta del Castillo

La desaparición de personas a manos de las Juntas Militares del Cono Sur americano se inspiró en las prácticas de «Noche y Niebla» de Heinrich Himmler y Reynard Heydrich durante el III Reich. La contemplación del cadáver del ser querido es terrible, pero su desaparición provoca angustias mentales indecibles que impiden de por vida hacer el duelo por el difunto. La Justicia no da suficientes respuestas a las desapariciones que han de ser atendidas por la Psiquiatría. Marta del Castillo es otra asesinada sin cuerpo del delito cuyos padres están dando lecciones continuadas de sensatez, sentido común y coraje. La posibilidad de que su verdugo pueda ver reducida su condena a diez años y salir de la cárcel en menos de la mitad es ominosa . El fracaso educacional de esa pandilla de adolescentes embrutecidos se dobla en la ocultación de los restos de Marta. Se puede matar en un arrebato, pero ocultar el cadáver exige una estrategia. Es un delito eminentemente nazi. En democracia, desde la desaparición de «El Nani», no tenemos armas contra eso. Bienvenida otra ley del menor.