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Bocazas por Reyes Monforte
«Mi papá mató a mamá». Son las palabras de la hija de tres años de la última mujer asesinada a manos del padre de la niña, a la que no creo que le sirva de mucho que lo que ha hecho su padre se llame violencia de género o violencia en el entorno familiar. Pero tenemos una clase política vergonzante más preocupada en la forma que en el fondo, algo que no debe sorprendernos porque son los mismos que tardaron 11 años en aprobar una ley llena de vacíos y alguna inconstitucionalidad flagrante. Estos salvadores de la tierra no están frenando las muertes porque prefieren enfrascarse en guerras dialécticas que sólo justifican subvenciones y cargos. Conocemos el deleite de algunos por hacer declaraciones en los telediarios pecando muchas veces de bocazas, acusando sin pruebas y choteándose de la presunción de inocencia. Les pierden los focos más que el número de muertes, les pierden el género y la sintaxis más que los asesinatos. Por eso tampoco les interesa contabilizar los niños que asesinan a sus madres, las madres que matan a sus hijos o las esposas que matan a sus maridos en el entorno familiar. Esa terminología no les da votos, ni despacho ni coche oficial. Escucho a un histórico socialista llamar descerebradas a algunas compañeras interesadas en oficializar el término «violencia de género» y en conseguir que, por el mismo crimen, el hombre cumpla mayor pena que la mujer. Los políticos están a sus cosas, no a las nuestras. Crean problemas, no soluciones. Vaya chusma.
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