Crítica de cine

«The girlfriend experience»: Sexo y cintas de vídeo

«The girlfriend experience»: Sexo y cintas de vídeo
«The girlfriend experience»: Sexo y cintas de vídeolarazon

Dirección: Steven Soderbergh. Guión: D. Levien y B. Koppelman. Intérpretes: Sasha Grey, Chris Santos, Philip Eytan, T. Colby Trane. EE UU, 2009. Duración: 78 minutos. Drama.


Reformulando el tipo de film-encuesta que Godard patentó en los inicios de su cine militante, especialmente en «Dos o tres cosas que sé de ella», Soderbergh analiza, en su último y desconcertante experimento, el nacimiento de la actual crisis económica y sus efectos en las relaciones personales de quienes han hecho del dinero su único vínculo con el mundo. Soderbergh rompe el relato del día a día de una prostituta de lujo en cien mil fragmentos que ponen al mismo nivel los tiempos verbales de su vida cotidiana.
La muerte de los sentimientos en nombre de las transacciones bancarias parece reflejarse en cada uno de los trozos del espejo roto en el que Chelsea –Sasha Grey, actriz porno que aquí oficia de sonámbula– se mira sin cesar: el ochenta por ciento de las conversaciones que mantiene con los hombres que se cruzan en su camino versan sobre inversiones, dinero prestado y no devuelto, empresas que empiezan a flaquear, bancos a punto de quebrar. La acostumbrada gelidez del estilo Soderbergh se apropia del conjunto, encerrando a su protagonista en una burbuja de cristal que ni ella ni el espectador pueden franquear. El resultado es de lo más elocuente: la distancia que impone la estética del vídeo de alta definición es la distancia que ha impuesto el capitalismo salvaje entre lo que nos han obligado a desear y lo que al final hemos conseguido.