Cataluña
Todos o ninguno
La ley no puede hacer distinciones en función de coyunturas o amistades: se ha de aplicar por igual a todo el mundo, o por lo menos, como en el caso de la mujer del César, ha de parecer que así sucede. Si no se permite emitir deuda o refinanciar la que ya tienen a ayuntamientos como el de Madrid o a autonomías como la murciana o la manchega, no es de recibo que se haga en el caso de Cataluña sólo por el hecho de ser Cataluña y porque los votos de CiU son necesarios para mantener en el poder a Rodríguez Zapatero.
De acuerdo en que si las finanzas catalanas están quebradas el Estado tiene la obligación de salir en su auxilio para evitar el colapso. Pero cualquier cesión financiera nueva ha de hacerse partiendo de la base de que la Generalidad de Cataluña debe aceptar un riguroso plan de estabilidad, con control exhaustivo del gasto y el compromiso público de aminorar en tiempo la deuda y contener en forma el déficit. O sea, más o menos lo que hizo Grecia con relación a Europa o lo que está haciendo en estos momentos España por decisión de Angela Merkel.
Si es de esa manera no tiene por qué haber problema alguno con la Generalidad ni con sus cuentas. Pero privilegios a lo loco por decisión graciosa de Zapatero, ni uno. Las leyes son para todos. O para ninguno.
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