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Las tropas de Gadafi se retiran de Misrata tras dos meses de asedio

Las tropas de Gadafi se retiraron ayer de Misrata, el principal bastión rebelde en el oeste de Libia, tras dos meses de infructuoso asedio que ha dejado cientos de muertos y miles de heridos. Los militares gubernamentales han seguido al pie de la letra el «manual» para estos casos y han dejado sembradas de bombas-trampa las posiciones que debían abandonar.

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Sin experiencia, los rebeldes reconocen que las minas y granadas ocultas en vehículos, edificios y bajo algunos cadáveres les han causado 15 muertos y una treintena de heridos. Aún así, la búsqueda, casa por casa, de los progadafistas rezagados continuaba.
A primera hora de la mañana, un portavoz del Gobierno gadafista, el viceministro de Exteriores Jaled Karim, había anunciado la retirada de los gubernamentales, señalando que, a partir de ahora, serán las tribus locales las encargadas de solucionar el problema de la tercera ciudad más grande de Libia.

«Si los hombres de las tribus llegan a una solución mediante conversaciones o tienen que luchar, ya no es asunto nuestro. El Ejército tenía órdenes de llevar a cabo una operación quirúrgica, pero los bombardeos de la OTAN lo han impedido. El caso es que los habitantes de Misrata ya no podían seguir así», añadió el viceministro de Exteriores. Varios soldados de Gadafi capturados por los rebeldes confirmaron que sus mandos les habían ordenado retirarse de la ciudad el pasado viernes por la noche.

«Debíamos irnos por pequeños grupos, sin llamar la atención». Aún así, los combates no terminaron hasta el mediodía de ayer. La ciudad ha sufrido graves daños, aunque comienza a ser reabastecida. Los rebeldes han instalado decenas de puestos de control en las calles y carreteras de acceso en los que revisan minuciosamente a transeúntes y vehículos. Los vecinos, que han permanecido escondidos en sus casas durante semanas, acudían anoche a los centros hospitalarios en busca de ayuda de todo tipo. Varios convoyes con abastecimientos se dirigían a toda prisa hacia Misrata desde Bengasi.

En el puerto, seguían las operaciones de evacuación de trabajadores extranjeros. Cerca de cinco mil han abandonado por barco la trampa en que se había convertido la ciudad. La OTAN se ha felicitado por la retirada de los gadafistas y la atribuye a la efectividad de la aviación aliada que, ayer, se mostró especialmente activa, con ataques de precisión contra vehículos blindados, depósitos de munición y «bunkers» de comunicaciones.

Sin embargo, algunos analistas señalan el «carácter político» de la medida decidida por Gadafi. Según afirman fuentes militares aliadas, con la retirada de Misrata el dictador pretende aliviar la presión de Francia y Gran Bretaña sobre la ONU para que autorice una misión de «ayuda humanitaria» que implicaría el empleo de tropas terrestres. Al abandonar el cerco, Misrata puede ser abastecida sin necesidad de desplegar tropas de apoyo.

Otra razón es que, en efecto, el poder militar del Gobierno de Trípoli está gravemente quebrantado y el coronel prefiere dedicar todas sus reservas en la defensa de sus bastiones de Sirte y Trípoli. En este sentido, el Gobierno gadafista volvió a ofrecer conversaciones de paz, de acuerdo al plan de la Unión Africana. Lo hizo a través de una conversación telefónica con el primer ministro griego.