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Si yo fuera

La Razón
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Me viene a la memoria aquella canción de Tim Hardin que cantó Baez, «If I were a carpenter». Si yo fuera Zapatero emplearía a fondo las pocas armas que quedan para dar un vuelco a las encuestas. El día 16 decretaría una reforma laboral lejana a paños calientes. Dicen los estudiantes de mi asignatura de «Economía» en la universidad que cuando acaben la carrera prefieren un contrato con quince días de despido que continuar «despedidos» durante meses sin poder empezar a trabajar. El 17 presidiría el último Consejo Europeo con la reforma bajo el brazo. Luego cerraría la amenaza de ese nuevo impuesto para «ricos» –¡qué absurdo planteamiento hoy día!– que tanto contrabando de dinero está provocando y el 14 de julio, en el Debate sobre el Estado de la Nación, asombraría con un nuevo gobierno: cuatro ministerios menos, unos cuantos indocumentados a la calle y dos únicas vicepresidencias, una política y otra económica. En una Rubalcaba, listo como para no quemarse con una sola declaración sobre la crisis y sólo figurar anunciando detenciones. En otra Almunia, el español con más peso político-económico en la UE y crítico con algunas decisiones de ZP. Un puntazo en imagen dentro y fuera de nuestras fronteras y un refresco para el presidente. Y luego me retiraría de la cocina y me comería lo que ellos sirviesen sin añadir un gramo de sal.Si yo fuera un director artístico de prestigio en un gran teatro no me dolerían prendas en aparcar mis genialidades para demostrar a todos que por encima de mis intereses se encuentran los generales. Anunciaría dos temporadas de sólo reposiciones de producciones propias. Grandes títulos para todos sin costes adicionales y con reducción de precios para las localidades. Sería una demostración de madurez e inteligencia.