Disturbios
El Ejército tailandés se hace con el control de Bangkok
Al menos 55 muertos tras cinco días de disturbios con los «camisas rojas»
Bangkok- El tráfico volvió ayer a colapsar Sukhumvit, la arteria que registra los peores atascos de Bangkok. Es la prueba inequívoca de que la ciudad se está recuperando de la ola de violencia y destrucción que ha vivido en los últimos días y que alcanzó el cénit el jueves, cuando miles de soldados entraron a tiros en el fortín construido en un centro comercial por los «camisas rojas», rebeldes que exigían disolver el Gobierno y convocar elecciones. Aunque se mantuvo el toque de queda, los militares controlaban ya todala ciudad, mientras Bomberos y servicios de limpieza se afanaban por recuperar la normalidad. La capital tardará en lucir como antes, después de que grupos radicales quemasen y asaltasen una treintena de edificios cuando sus líderes anunciaron la rendición. El segundo centro comercial de Asia, Central World, está calcinado hasta los cimientos y se teme que se venga abajo. Cientos de manifestantes pacíficos, que pasaron la noche en medio de los fuegos de la zona ocupada, fueron registrados y enviados de vuelta a sus casas. El Gobierno costeó sus billetes de autobús y tren para asegurarse de que abandonaban Bangkok. Al marcharse, algunos mandaban aplausos y besos a los policías, sus aliados. Pero al pasar frente a los soldados, los buenos gestos se transformaban en odio. «Son asesinos, han matado a todos», cuchicheaban. En el templo donde los «camisas rojas» buscaron refugio en las horas finales de la ocupación, el Ejército encontró seis cadáveres, al parecer caídos durante los últimos combates. El saldo final de estos cinco días de disturbios asciende a 55 muertos y cerca de 500 heridos, muchos de ellos de gravedad. Localizado por teléfono, un cabecilla explicó a LA RAZÓN que por el momento no tienen pensadas nuevas protestas. «Ahora necesitamos reflexionar; ya volveremos a reunirnos».
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